Llegó la hora de apretarse el cinturón.
Este es un país en el que los ingresos, como lo ha sido en otros países dependientes del petróleo, han disminuido de manera muy dramática. ¡Más de un 50% en los últimos tres años! producto de las exportaciones de minerales que, como el petróleo, principal fuente de divisas en Colombia, han pasados de precios de alrededor de U$110 el barril a U$45, en promedio de los últimos 3 años.
http://m.elpais.com.co/elpais/economia/noticias/desafios-enfrentara-colombia-por-caida-petroleo
Esto, evidentemente, rompe toda la estructura de financiamiento del Estado en lo que le corresponde para poder enfrentar los retos que le impone su función intrínseca, como es: la conservación y desarrollo armónico del bien común que permita la implementación de las iniciativas de los ciudadanos y una distribución, más equitativa, de los recursos nacionales, en función de los requerimientos particulares de cada sector de la población que, dependiendo de su estado, particularidades y legítimos intereses, demanda bienes y servicios para su bienestar y progreso personal y social.
Evidentemente, en lo que va corrido del presente siglo y, particularmente, en los doce primeros años transcurridos, la austeridad que demandan los tiempos de bonanza, no se aplicó.
Colombia, en estos años, supo muy bien cómo dilapidar los ingresos extraordinarios recibidos, en medio de un estado de cosas que, en principio, propició la corrupción, para favorecer intereses de organizaciones mafiosas que respaldaron a los politiqueros de turno, entregándoles: universidades, dineros de fomento para los campesinos, proyectos de infraestructura como carreteras y otros, muchas entidades de salud, etc., sin ningún escrúpulo. Hoy, estamos pagando las consecuencias.
http://m.portafolio.co/economia/finanzas/corrupcion-parapolitica-lunares-31286
Esos son los mismos que ahora lanzan críticas, irresponsables y perversamente tendenciosas, desde el congreso de la república y desde muchos frentes diversos de la sociedad, para atacar la reforma, con los mismos epítetos irrespetuosos, mentirosos y terroristas que utilizaron para bombardear el plebiscito por la paz de Colombia. La técnica, es la misma que proponen ya los seguidores del «líder del todo vale» y que aplican, sin importar las consecuencias, irresponsables de sus actos de soberbia.
http://m.elpais.com.co/elpais/colombia/proceso-paz/noticias/polemicas-revelaciones-juan-carlos-velez-promotor-sobre-plebiscito
Pero, veamos los cuatro aspectos más destacados de la reforma.
– La reducción del impuesto de renta a las empresas.
Es el resultado lógico, desde el punto de vista económico, que debe considerar cualquier país, para evitar que su economía quede aislada de la del resto del mundo.
Las oportunidades que ofrece el fenómeno de globalización en el que las naciones se encuentran, permiten ampliar el horizonte de los mercados, incrementando sus posibilidades de oferta de bienes y servicios al llegar a nuevos consumidores en otros países, lo que impone un desafío, en calidad y precio, para las empresas. Ello reta sus estrategias de innovación, haciéndolas mucho más eficientes, para bien de la comunidad nacional que se beneficia con nuevos ingresos, pero también, con conocimientos avanzados sobre la mejor manera de hacer las cosas. Lo que se denomina, técnicamente, como «mejores prácticas de gestión» que aporta al crecimiento del capital intelectual de las empresas y la nación toda.
Para promover todo esto, se necesita capital en proporciones que no pueden aportar los capitalistas nacionales que, si bien muestran niveles de riqueza extraordinaria, no alcanzan o no quieren arriesgar apostando al desarrollo nacional y su correspondiente generación de empleo.
Los capitales internacionales que muestran importantes excesos de liquidez, sí están dispuestos a invertir en países que aseguren un nivel de rentabilidad competitivo a su inversión y, para tomar su decisión, entre otras cosas; pero quizás esta es la más importante, consideran sus niveles de tributación. La reforma, coloca al país en un lugar apropiado para poder estimular esta traída de capitales. Esto, acompañado de un país en paz y con buena estabilidad jurídica, es garantía suficiente para atraer a tales inversionistas.
– La tributación de los accionistas por vía del dividendo.
Si bien, en muchos países, esto se viene haciendo, en Colombia, no ha sido la costumbre. Esto hace que los inversionistas que pudieran ser buenos emprendedores, no se comporten como tales, de manera que se dedican a asumir una posición muy cómoda como rentistas de capital, sin generar valor agregado a través de la empresa ni disponer de capital de riesgo para modernizarla, pues ellos, se dedican a «ordeñarla», vía reparto de dividendos, lo que induce a su administración a sobre endeudarse, poniendo en grave riesgo el futuro de la entidad.
El estímulo que debe animar a un inversionista es el crecimiento del valor de la organización, para posicionarla bien en los mercados, de manera que, lo que no logra económicamente con reparto de dividendos, lo logre con operaciones de compraventa de acciones cuyo valor corresponda a la fortaleza de su economía y no a especulaciones en bolsa, como también han hecho muchos estafadores de alto nivel en negociaciones de bolsa en Colombia.
– El incremento del IVA.
Parece muy alto el aumento de tres puntos. Equivale a un 19% que, si se consideran las tasas de inflación y la necesaria tendencia a la recuperación del consumo que generaría el incremento en la producción de bienes y servicios que benefician directamente la generación de empleo, debería revisarse. Este es un aspecto en que el gobierno puede ceder, al menos, en un punto, con la seguridad de que las otras variables de la reforma, con el crecimiento apropiado de la demanda, podrá compensar lo que aquí se negocie.
Es de reconocer que la reforma, en este aspecto, deja sin IVA los bienes de la canasta familiar, en el componente de alimentos, tal como se venía manejando. Lo que hace que no sea cierto lo que algunos dicen: que se esté afectando, con la reforma, la población más vulnerable. Lo que pasa es que los ricos también lloran y lo hacen para lograr, con dramatismo, defender sus intereses sin importarles la solidaridad necesaria para asegurar la sana convivencia en comunidad.
– El impuesto de IVA a la vivienda nueva de más de $800 millones.
Es indiscutible que, por debajo de este nivel, hay en los mercados excelentes alternativas de inversión para una clase media prudente y consciente de sus capacidades económicas, de manera que sin angustias, no solamente pueda asegurar una buena vivienda, sino todas las obligaciones propias de la familia.
El que quiera lujos que los pague y que, con los impuestos de ello, el Estado, pueda cumplir la función redistributiva que le corresponde. Esto tiene que ver con la misión de subsidiaridad que deben entender y cumplir todos los ciudadanos acomodados, con relación a aquellos que no tienen los recuerdos suficientes y necesitan la ayuda del Estado.
En fin, los impuestos son el único medio con que cuenta una sociedad democrática para poder responder, apropiadamente, a la inversión que exigen los asociados en: alimentación, salud, techo, educación, comunicaciones, etc. Si no contribuimos a ello, pagando los impuestos que nos corresponden, no esperemos nada bueno de Colombia. Ya es hora de dejar de pensar con los personalísimos y egoísmos que nos han llevado a la vergonzosa posición de ser uno de los diez países más desiguales del mundo.
Es hora de preguntarnos ¿qué podemos hacer por Colombia? y dejemos de exigir ¿qué puede hacer Colombia por nosotros? Palabras que apropio para el caso, del discurso que pronunció Jhon F Kennedy el día de su posesión como presidente de Los Estados Unidos de América. Estos son los detalles que hacen la diferencia entre nuestras dos culturas.
http://www.historiacontemporanea.com/pages/bloque4/el-mundo-en-el-cambio-de-siglo/documentos_historicos/discurso-de-toma-de-posesion-del-presidente-kennedy-20-enero-1961?theme=pdf