¿Quién soy?
Es la primera pregunta de tipo existencial que debe enfrentar, con mucha franqueza, quien se encuentra dispuesto a diseñar, objetiva e inteligentemente, su proyecto de vida.
La respuesta parecería sencilla y muy trivial pero, con los ejercicios adecuados, seguramente, cada uno de los protagonistas, comprenderán que han pasado mucho tiempo tratando de comprender quiénes son los que los rodean, sin haber terminado de entender quiénes son ellos mismos, pues es muy poco el tiempo que dedicamos a nuestra propia observación, por estar atentos, en exceso quizás, a todo lo que nos rodea.
Es esta, posiblemente, una de las tantas causas por las que no somos tan acertados en nuestras decisiones y, tampoco, lo suficientemente justos en nuestras apreciaciones sobre los demás y nosotros mismos.
Es este el paso previo necesario en el proceso de la definición del proyecto de vida. No podemos anhelar el cumplimiento de metas para las cuales no somos capaces y, por tanto, no hemos sido preparados. Por otro lado, es probable que no estemos formados, suficientemente, para hacer cosas que no nos gustan y que, al realizarlas, como una actividad social o profesional no deseada, conduciría, tarde o temprano, al fracaso o a una frustración probablemente irreversible.
El otro punto a considerar en este tema, tiene que ver con si la imagen que tenemos de nosotros mismos es la que realmente reflejamos y, más aún, si quienes creemos que somos realmente somos.
Esto nos lleva a pensar que, de manera individual y aislada, no somos capaces de entendernos totalmente; pues, además de ser seres racionales, somos seres sociales. Lo que somos, no solamente es el producto de lo que por nuestros propios medios logramos, sino de aquellas cosas que las personas con las que convivimos, de una u otra forma, nos otorgan: material, intelectual o espiritualmente, lo que se transforma, necesariamente, en reconocimiento y estatus.
La teoría del Efecto Pigmalión, se sucede todos los días en las familias, las organizaciones y la sociedad en general.
¿Qué es el efecto Pigmalión? – Bing video
Un excelente medio para poder conocernos, es comparar lo que creemos que somos, con la apreciación que tiene de nosotros los que más nos conocen. No es extraño que, al confrontar estas apreciaciones, las conclusiones suelan ser diferentes y, en ocasiones, radicalmente opuestas.
Igualmente, no sería sorprendente encontrar que un número importante de personas que hagan el ejercicio en su casa, con sus familiares, amigos y demás allegados, encuentren que las apreciaciones de los otros, no solamente difieren de las propias, sino que aquellas, difieren entre sí.
Las apreciaciones suelen cambiar con el tiempo. Ello se debe a que tenemos una tremenda capacidad de adaptación, lo que hace que los comportamientos no tiendan a s.er, necesariamente, iguales en cada situación, por aspectos que los sicólogos entienden mejor y que tocan fenómenos de: supervivencia social, segregación, ideologías, integración, ascenso en la escala social, etc.