El contador debe tener la capacidad de organizar la información de la empresa que Usted dirige, de acuerdo a su visión estratégica del negocio, de manera que, la información aportada, permita diagnosticar, de manera oportuna y con certeza total, el estado de la empresa.
Es así como, el contador, es al gerente, como lo que el laboratorista es al médico. Sin su información, no se puede diagnosticar y, si los datos no son correctos, el diagnóstico será equivocado y la salud del paciente, como la de la empresa, corre serio riesgo.
El tema, respecto a las calidades del contador y su desempeño dentro de la organización, está estrechamente ligado a varios factores que podemos denominar como intrínsecos y relevantes de su condición: idoneidad, confiabilidad y capacidad interpretativa para entender los requerimientos organizacionales y, principalmente, de la gerencia, de manera que esta pueda tomar decisiones oportunas y de alta calidad.
1. La idoneidad, se relaciona con la formación profesional que le permita registrar, interpretar y entregar información correctamente organizada y real al Estado y a la gerencia. Al primero, para efectos de control legal y acciones fiscales e impositivas, de conformidad con el régimen legal vigente. Y, a la gerencia, como ya lo hemos dicho, para facilitar el control de la organización y la toma de decisiones operativas y estratégicas oportunas.
2. La confiabilidad, tiene que ver con el nivel de confianza en la calidad de la información y los reportes que entrega al Estado y a la gerencia.
Con el primero, permite asegurar la gestión de la empresa en cuanto a sus responsabilidades de Estado. Con la segunda, atiende el aseguramiento del sistema de información gerencial, de manera que, la alta dirección, pueda disponer de los medios de información adecuados para la conducción acertada del negocio y su determinación de estrategias de mejora y desarrollo, en el corto, mediano y largo plazo.
Este tema de la confianza tiene exigencias éticas que le dan valor agregado al cargo del contador y que, gracias a ellas, permite que este presente la cruda realidad, sin maquillajes que distraigan a la gerencia de su objetivo u oculten la verdad, desviando la atención de aquellas variables que constituyen el meollo de problema de la gestión y que se deben resaltar.
El gerente, debe entender que, el contador, no es el responsable de la utilidad. Ella es resultado de la calidad de la gestión gerencial.
El contador, simplemente, registra datos y los reporta, de manera que, su fácil interpretación, le dé a la gerencia, la oportunidad de tener una visión clara de la situación, para la toma de decisiones oportunas.
El mayor error, sería desconocer el resultado tal como lo muestran las cifras y dejarse llevar por manejos subjetivos que alteran las políticas contables, al variar los criterios de aspectos tales como: las depreciaciones, las amortizaciones y los gastos e ingresos diferidos, que si se registran a criterio del administrador y no de la políticas contables previamente fijadas, constituyen el inicio de un desastre seguro y daña la confianza en la información, que es lo más grave que le puede pasar a la dirección de la organización. Es como volar un avión con instrumentos alterados.
3. La capacidad interpretativa, se refiera a la manera como, resultado del entendimiento de la organización y el conocimiento de las cifras y su impacto sobre el resultado, la contabilidad, puede dar pistas que ayuden a la gerencia a analizarlas y poder hacer un mejor diagnóstico de la situación. No en vano, ahora, con las normas internacionales, los informes básicos de la contabilidad se denominan como: «Análisis de La Situación Financiera».
Por todo ello, la gerencia esta obligada a escoger un muy buen contador que lo apoye con buena, organizada y oportuna información. Y, además, que sea confidente de sus preocupaciones, de manera que se convierta en una muy buena ayuda para el diagnóstico de la situación, sin llegarlo a comprometer, para nada, con el resultado de la gestión. En ello, la responsabilidad es solo suya, señor gerente.