¿Qué te he hecho yo, para que me trates de esta manera tan violenta?
¿Por qué atacas con piedras e incendios a los servicios de transporte, los parques, los locales comerciales, los monumentos y en fin, todo lo que la gente trabajadora ha construido con tanto esfuerzo?
¿Qué culpa tengo yo de que quienes gobiernan, aquellos que tú permitiste que salieran elegidos, no trabajen para todos, sino para quienes financiaron sus campañas para continuar satisfaciendo sus lucrativas ambiciones a costa del pueblo que colma las calles de todas las ciudades?
Sí, se necesita un cambio. Se necesita un cambio hacia un gobierno realmente solidario que se desvele por sacar al pueblo de su pobreza; no a costa de subsidios y limosnas que alivian la conciencia de los gobernantes de turno, sino con una propuesta que genere trabajo digno y que, por la vía de la mejora de los ingresos de la mayoría de la población, dispare los mercados por el crecimiento de la demanda agregada, única forma de estimular a los empresarios para que tengan mejores ingresos.
Para un empresario es más importante asegurar un buen mercado a corto, medio y largo plazo, que pagar menos impuestos. No son los impuestos los que ahuyentan a los empresarios; es la falta de mercado.