Tiempo de reflexión; de disfrutar las cosas sencillas de la vida; de esperanza; de perdonar otra vez; de empezar nuevamente; de expresar solidaridad sin restricciones; de dar muchas gracias a Dios por las cosas buenas que nos ha dado, pero también, por las dificultades que nos ayudaron a formar el carácter y fortalecer el espíritu.
Tiempo para dar amor y abrir nuestro corazón para recibir el cariño de los demás. Sin restricciones, y sin discriminación de ninguna clase. Con alegría y con la confianza que ponemos en los demás, a pesar de las pequeñas o grandes decepciones que podamos sentir, en algún momento.
Tiempo para sentir que no hay nada perdido, que todo es ganancia; tiempo para disfrutar de la familia, los amigos, los que están con nosotros y quienes nos acompañan en la jornada.
Tiempo para esperar un futuro mejor, para trabajar con entusiasmo y servir a los que nos acompañan -¡sin esperar nada a cambio!- solamente con el deseo de ayudarlos a ser mejores, con la fuerza poderosa que solamente el amor nos puede dar.
A toda mi familia; a mis amigos; a los que el año entrante conoceré; a mis paisanos de este sufrido país; a los inmigrantes. A todos, sin excepción, especialmente, a los que haya podido ofender con mis impertinencias, a quienes pido perdón.
¡Para todos, todos, sin excepción! Les deseo una feliz Navidad y un año nuevo lleno de paz y reconciliación.
Jairo