Un tirano es un desastre para cualquier país del mundo.
Pero, en el caso de EEUU, la posibilidad de que se instale un régimen tiránico en La Casa Blanca, sería desastroso, para EEUU y al mundo.
El tirano no llega, necesariamente, a liderar un país, por medio de un golpe de Estado. Hay muchos, como Hitler, Chávez y Maduro, que llegaron a la más alta dirección del Estado, por métodos democráticos y fueron elegidos de acuerdo a las condiciones que determinaba la constitución de cada Estado.
El tirano, se caracteriza por desconocer los derechos de las minorías y, a lo largo del tiempo, también los de las mayorías. Las discrimina y persigue hasta lograr someterlas a condiciones infrahumanas, desconociendo sus derechos fundamentales.
El tirano no escucha consejo. Espera de sus seguidores aceptación incuestionable a todas sus propuestas. La lealtad, no depende de sus convicciones sobre el Estado y lo que este puede aportar para sus habitantes. Depende, fundamentalmente, de la manera como, cada uno de los ciudadanos, respeta y acompaña, sin condiciones, la concepción de país y del mundo que el tirano tiene, sin consideración a lo que los demás piensan. Lo que no deja espacio para la negociación, en la medida en que concibe su liderazgo, como su capacidad de imponer y no de proponer.
El tirano, generalmente, funda su fortaleza en una concepción nacionalista que subestima y, más aún, menosprecia a quienes no constituyen el prototipo de persona que su concepción impone. Las diferencias físicas y de pensamiento, las considera potencialmente peligrosas para el Estado. Si se dan dentro de las fronteras de su nación, las presenta como subversivas. Si se dan más allá de ellas, las percibe como potencialmente terroristas.
Su capacidad de convencimiento, derivada de sus actitudes impositivas y sus propuestas radicales. De esta manera, genera dependencias sociales entre los asociados que sienten protección y seguridad derivadas de sus posiciones radicalmente extremas e impositivas que excluyen el debate y el diálogo. Circunstancia propicia para fortalecer y dar estatus a quien no tiene la capacidad de debatir y dialogar, por su bajo nivel de educación y formación humana.
Es el liderazgo de la milicia, donde las tropas se sienten seguras con un líder que impone la fuerza sobre las ideas, infunde miedo más que respeto y, como resultado de ello, conduce las masas a un desfiladero, como la historia lo demuestra en todos los casos de poblaciones lideradas por tales los tiranos.
Lo único que puede ser peor que un tirano, es otro tirano. Para ello veamos el ejemplo del desastre venezolano generado por los tiranos Chávez y Maduro.