La democracia vapuleada por el tirano venezolano, no puede reivindicarse sin la acción decidida de las fuerzas armadas que fieles a su juramento patrio deberán defenderla ante la amenaza sistemática y perversa del régimen de Maduro que, con su accionar, no solamente la desconoce; sino que además humilla, apabulla y persigue sin piedad. Una oposición que, a pesar de los engaños que ocasiona el régimen, todavía cree que puede vencer en democracia donde ya no hay el menor asomo de la misma.

La mayoría del pueblo venezolano está secuestrado por una camarilla de bandidos que se han enquistado dentro de un caparazón de privilegios que extraen, sin restricción, el capital que es de todos los venezolanos.

Solamente unas fuerzas armadas con sentido patrio que, estoy seguro, aún conservan sus bases, a pesar de la corrupción de muchos de sus generales que vendieron su alma al diablo, podrán recuperar el poder del pueblo que ha sido usurpado por estos fascinerosos.

Si las fuerzas armadas no actúan ahora, no habrá opción democrática para Venezuela. El tirano seguirá en el poder y sus esbirros lo seguirán sosteniendo, a cambio de las migajas que este sátrapa deja caer de su mesa.

La oposición también debe entender esto y dejar de seguir haciendo el ridículo pensando en que el poder se puede lograr en este país por medios democráticos que ya el tirano eliminó, con el fin de poder sostenerse en el un único lugar desde donde puede estar protegido de la ira de un pueblo repetidamente engañado y mancillado.

La alianza entre el pueblo venezolano y sus fuerzas armadas es necesaria para expulsar al tirano que debería ser, una vez retirado del poder, juzgado y condenado a cadena perpetua para pagar sus crímenes, producto del régimen de terror que instauró contra el noble pueblo venezolano.

¡Es ahora o nunca!