El manejo de los temas de marketing de la Organización Corona exigían, como lo había aprendido en mi especializacion de Gerencia de Marketing en El Cesa, mucha creatividad y una excelente identificación de los segmentos a impactar con las estrategias de marca correspondientes, de conformidad con los comportamientos del consumidor dentro de cada segmento.

Para el caso de Corona, era claro que los que especificaban los productos eran los arquitectos y diseñadores de interiores. Había que enamorarlos de la marca desde la cuna, como comentaba Jorge Rocha, Director de Marketing de la Organización.

La cuna de los arquitectos era la facultad de arquitectura. Era necesario diseñar estrategias que permitieran atraer a estos bebés de arquitectura con estímulos que, a edad muy temprana, generaran un posicionamiento mental que asegurara, lo que se denominaba como el “top of mind”, o sea, la primera recordación de marca en la mente de los futuros arquitectos.

Para ello, debíamos estudiar aspectos relacionados con el comportamiento de los arquitectos como compradores o determinantes de la especificación de productos para la construcción en sus diseños arquitectónicos.

Era evidente que no era una tarea para una sola persona ni que las propuestas estratégicas, para una meta tan ambiciosa, se pudieran concebir sin la participación profunda de los arquitectos.

Jorge Rocha me sugirió contactarme con personas de confianza y mucho prestigio en el ambiente de la construcción y la arquitectura en Colombia. Personas con experiencia, respetadas en la comunidad de profesionales de esta disciplina.

Fue así como me presentó a Edgard Bueno Tafur, socio de Rafael Obregón. Dos arquitectos que se destacaban por su creatividad orientada por un respeto profundo por las culturas y los rasgos estéticos que interpretaban las expresiones más sublimes de los públicos para los cuales trabajaban.

De ellos aprendí la afición por las formas y conceptos como el de armonía, que son válidos para todas las ciencias y expresiones trascendentes de las artes; como: la música, la pintura y la escultura.

Ellas tenían una importancia determinante para las sociedades urbanas o campesinas, en la medida en que estas expresiones artísticas de los arquitectos, permitían arraigar, en las personas y sus comunidades, conceptos superiores de belleza, armonía y estética que, por su influencia, generaban comportamientos y formas de pensar y de ver el mundo con una visión superior que enaltece el pensamiento y predispone el alma, más fácilmente, a su encuentro con la Belleza trascendente que, en el infinito, conduce al encuentro con la Verdad. Es allí, donde, estas dos maravillosas concepciones, se concretan en Dios.

Pues bien, Edgard, se entregó por entero a esta causa y me ayudó a contactar a otros arquitectos que, con el mismo entusiasmo, se unieron a ella. Es difícil relacionarlos a todos, pero, especialmente, recuerdo, con particular agradecimiento, a Elly Burckhardt de Echeverri, Luis Ignacio Sanclemente, Antonio Álvarez Lleras y tantos otros que nos dieron su apoyo y, con sus ideas, nos permitieron llegar al lanzamiento del Premio Corona a La Arquitectura, en el auditorio del centro cultural La Tertulia de la ciudad de Cali, en 1982.

El Premio Corona a la Arquitectura, convocó a los dos mejores entre los estudiantes de último año de cada una de las facultades de arquitectura del país. Estudiantes que fueron presentados al premio por los decanos de las diferentes facultados.

Todos fueron concentrados en Cali y compitieron, durante cuatro extenuantes días, con el diseño de un proyecto arquitectónico de impacto comunitario para el desarrollo de la ciudadela de Agua Blanca, uno de los sectores más deprimidos de la cuidad.

El premio, rápidamente se posicionó en el ambiente académico y profesional de los arquitectos en Colombia, al punto que ya lleva 38 años de historia y, hoy en día, continúa con un gran prestigio, manejado por la Fundación Corona.

Gracias a este premio, la Sociedad Colombiana de Arquitectos, en la celebración de sus 50 primeros años, me concedió el inmerecido título de Arquitecto Honorario de la
Asociación. Título que conservo con mucho cariño.

Tengo especial agradecimiento por Jorge Rocha y todos los arquitectos y funcionarios de La Organización Corona que me brindaron tan maravillosa oportunidad.