La Universidad, por definición, invita a acoger un universo de pensamientos, producto de personas diferentes, en su manera de pensar y, por tanto, en el conjunto de valores con los que se identifican. Su propósito, se centra en la búsqueda de la verdad y, para ello, los estudiantes y profesores, estudian e investigan con el fin de desarrollar su objetivo de búsqueda de la verdad en cada una de las ciencias y saberes propios del interés de la diversidad de las personas que la conforman. Bien decía el rector de LA UNIVERSIDAD DE LA SABANA, cuando “El Campus” sufrió el embate de la naturaleza, debido una anegación en aquel invierno que muchos creyeron que la destruiría, pues había perdido la mayoría de sus instalaciones físicas y tecnológicas.
“No debemos desanimarnos. La Universidad es una comunidad de personas”
https://www.youtube.com/watch?v=c5oRKiAnuYI
Ahora, LA UNIVERSIDAD DE LA SABANA, se enfrenta a otro embate, aún más tenebroso y destructivo. Es la posición intransigente y tendenciosamente terrorista de aquellos fundamentalistas que consideran que en la Universidad no debe haber pensamiento diferente al suyo y, por tanto, no valen posiciones contrarias, así para algunos, puedan ser equivocadas.
No pretendo tomar parte del debate sobre la consideración que se pueda hacer sobre las personas homosexuales, pues no es esta la intención de mis palabras. Al respecto tengo una posición muy clara que coincide con la de la IGLESIA CATÓLICA, que muchos de sus críticos, en un extremo de ignorancia y despreocupación por investigar la verdad, tal vez, tendenciosamente, pretenden desconocer: Veamos qué dice al respecto el Catecismo de la Iglesia Católica
“2358 Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición”
(Catecismo de la Iglesia Católica. http://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html )
Esto me lleva a tener una posición que, seguramente, difiere de la de varios que respeto y suelen ser mis amigos y compañeros de tertulias en la academia y fuera de ella, que tienen valores y, por tanto, pensamientos diferentes, con los que los debates en búsqueda de la verdad, me entusiasman, pues ellos nacen de un proceso dialéctico que construye sobre las bases de posiciones distintas y muy diversas. Esto es lo que me entusiasma de pertenecer a una universidad como la UNIVERSIDAD DE LA SABANA. Donde caben, con plena libertad, el debate de todas las ideas, por diferentes que ellas sean al ideario de sus fundadores.
Esa es la comunidad de personas. Individuos creados por Dios como únicos e irrepetibles, plenos del goce de una libertad responsable que todos debemos respetar; en cuanto la responsabilidad va atada al mismo deber de cuidar la libertad personal y la de las demás personas que integran las comunidades con las que participamos.
Cito al respecto, este documento en video de San JosemarÍa Escrivá de Balaguer, fundador del OPUS DEI, al respecto de la libertad:
Defendamos la UNIVERSALIDAD DE LA UNIVERSIDAD y demos cabida en ella a todo tipo de ideas y pensamientos que permitan fomentar el debate racional entre personas inquietas por encontrar la verdad, en todos los órdenes, y el origen de esa misma verdad que, seguramente, sobrepasa el límite de nuestra capacidad de entender.
Por ello, para cerrar este escrito, quiero recordar una frase que, seguramente, muchos de mis alumnos recuerdan, pues la repito, una y otra vez.
“No hay persona más estúpida que aquella que cree que no hay nada más allá de lo que alcanza a comprender”
(Jairo A. Trujillo Amaya, Profesor de la Universidad de la Sabana)