Colombia no puede seguir permitiendo que un gran número de importantes empresarios exporten a otros países, facturando primero a empresas panameñas de papel, a precios irrisorios, mientras esas empresas de papel facturan al país de destino, dejando las utilidades de su operación en el exterior. Por esta vía, eluden sus obligaciones tributarias en Colombia. Esto constituye una mafia de cuello blanco que se debe castigar con todo el peso de la ley.