Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

El 2020 pasará a la historia como uno de los años con mayor cantidad de retos y transformaciones para la humanidad. La industria, la economía e incluso las relaciones interpersonales cambiaron, de tal modo que nuevos temas como la salud y la sostenibilidad reforzaron su relevancia en la agenda de los países y las personas.

Durante el tiempo de aislamiento estricto, fauna y flora retomaron espacios tradicionalmente urbanos, permitiendo el avistamiento de todo tipo de especies. Además, los registros de emisiones de CO2 bajaron exponencialmente.

Adicionalmente, al pasar más tiempo en casa se dio visibilidad a realidades anteriormente ignoradas. Por ejemplo, durante el tiempo de aislamiento estricto, fauna y flora retomaron espacios tradicionalmente urbanos, permitiendo el avistamiento de todo tipo de especies. Además, los registros de emisiones de CO2 bajaron exponencialmente, dejando ver con claridad el impacto de la industria en el medio ambiente y la necesidad de crear procesos más sostenibles. Entonces, a partir de lo anterior, compartimos algunas de las lecciones que nos ha dejado la pandemia en términos de sostenibilidad:

1. La economía circular como aliada:

Durante este año se ha dado mayor relevancia al concepto de economía circular, buscando cambiar las formas de consumo y producción en el mundo. En este sentido, ahora es deseable crear una cadena de valor sostenible, en la cual los residuos cumplan un papel útil dentro del sistema.

En BASF lejos de ser un concepto novedoso, la economía circular es parte de nuestro ADN en lo que llamamos el Verbund; un sistema enfocado en crear cadenas de valor eficientes que pueden ir desde la producción de químicos básicos hasta soluciones para la protección de cultivos. Así, se da una integración física de la producción, donde se minimiza el desperdicio haciéndolo materia prima de un proceso posterior, logrando eficiencia incluso energética en nuestros sitios productivos. Esta misma integración genera eficiencia no sólo en nuestros procesos productivos sino incluso en nuestras plataformas de mercado y en las tecnologías que sostienen el negocio.

De este modo, esta pandemia permitió a las empresas avanzar en la creación de procesos que consumen menos energía, producen mayor rendimiento de productos y conservan recursos. Así, se minimizan las emisiones y además se bajan los costos.

2. Inversión en innovación y herramientas:

La rápida adaptación que exigió la pandemia únicamente pudo darse gracias a procesos de innovación en diferentes sectores. Bajo este contexto, el fondo de recursos global de BASF para incentivar proyectos de economía circular en el mundo, así como financiarlos en su desarrollo, cobra una especial relevancia en países como Colombia, que actualmente están trabajando por avanzar rápida y eficientemente en este ámbito.

Y aunque nuestro país es el único de la región que ya cuenta con una hoja de ruta para la estrategia de economía circular, la pandemia nos ha permitido ver que a la hora de ejecutarla aún podemos mejorar. Por esto es necesaria la participación del sector empresarial dentro de esta estrategia de forma activa, de tal modo que genere inversión y empleo para engrandecer el potencial de los negocios sostenibles.

Así mismo debemos promover la construcción de las herramientas necesarias para llevar a cabo prácticas sostenibles como el compostaje. Pues además de proponer productos sostenibles, también debemos incentivar la innovación en mejores procesos e instrumentos. Así, dar a conocer productos compostables como Ecovio®, va de la mano con el desarrollo de herramientas pertinentes para hacer su correcta disposición.

3. Educación para el consumidor final:

La tercera lección que deja la pandemia al país va alineada con la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento al Reciclaje (REP); la cual está dirigida en primera instancia a empresas que llegan al consumidor final. Aunque este proyecto ha sido un gran avance en la ejecución de la circularidad a nivel nacional, ahora el objetivo es centrar la atención en educar al consumidor final. Lo anterior debido a que si los residuos no son desechados de forma apropiada, no hay manera de hacer recolección y reciclaje efectivo.

Esto implica una inversión importante en nuevas campañas pedagógicas por parte de las empresas con sus clientes. No obstante, invertir en este proceso circular eventualmente permite recibir un retorno financiero al tener materias primas disponibles en procesos que antes solo generaban residuos. Entonces, este proceso, más allá de un discurso, es una estrategia que logra negocios más sostenibles y eficientes a largo plazo.

4. Consumo racional:

Finalmente, la pandemia también nos presentó la necesidad de mantener un consumo y pos-consumo racional de productos. Así, ya no es cuestión de cantidad sino de calidad. Hoy en día las preferencias de las personas han cambiado, y ahora buscan comprar productos que provengan de una cadena sostenible con una huella ambiental mínima.

Por lo anterior, los compradores ahora desean entender cuál es el origen de los productos que consumen, sus componentes y su responsabilidad social. De hecho, están dispuestos a pagar más por opciones que sean sostenibles social y ambientalmente.

Entender el ecosistema y sus necesidades es cuestión de química, por lo que seguir trabajando en procesos y soluciones para un futuro sostenible es el objetivo que día a día perseguimos en BASF.

 

¿Tienes preguntas sobre cómo la química aporta a la sostenibilidad  u otra aplicación de la química en la cotidianidad? Puedes escribirnos a comunicaciones-bcn@basf.com y en nuestra próxima entrada te responderemos.

Compartir post