Recuperar el control de nuestra vida en uno, algunos o varios ámbitos hace activar la conexión consigo mismo y sentir un río de agua viva capaz de lograr sueños y metas que antes no eran posibles.

La teoría de la autoeficacia en psicología logra interiorizar el ‘sí podemos’ y favorece los pensamientos positivos porque relacionarán el conocimiento, la experiencia y la acción eficazmente, confiando en las habilidades y capacidades propias, autorregulando de paso nuestro ser con profecías autocumplidas.

Tuve una enorme felicidad durante la visita que realicé a la finca de doña Margen Atuesta y su esposo don Pedro Nel Gómez, porque su autoeficacia permitió que con sus propias manos y con decisiones el logro de metas en producción, en calidad y en su negocio de cacao que antes eran impensables.

Sin embargo, el mayor motivador fue la siguiente historia:

Llegamos con casi 20 agricultores de otras fincas de cacao para observar su testimonio, porque conocían el antes de una finca improductiva y verificarían el hoy con una parcela transformada y muy productiva. Mi sorpresa fue mayor cuando la mayoría de los visitantes se admiraban con lo que veían, sin embargo, empezaron a expresar críticas a doña Margen y a don Pedro, situación muy natural y humana porque somos perfectos para criticar lo ajeno, pero muy limitados o nulos para la autocrítica, parte clave de la autoeficacia.

Mi corazón saltaba de emoción al observar que don Pedro y doña Margen reaccionaron con una actitud llena de motivación, ellos mismos pedían más críticas y recomendaciones para mejorar y transformar aún más su finca. Ese es el digno efecto de la autoeficacia, porque saben que nada será imposible para ellos gracias a sus capacidades y habilidades, es decir, como popularmente se expresa “nada les quedará grande”.

Si en nuestro balance somos más críticos que autocríticos, vale la pena iniciar un tránsito hacía la autoeficacia, es esa la fuerza motivadora de cultivar nuestro ser, dirigida a cambios y transformaciones renovadores en el amor propio.

A doña Margen y don Pedro ¡gracias! por su motivador testimonio.

Amigos nos vemos pronto.