Los frutos determinan la realidad. Un buen trabajador si ama lo que hace, es eficiente e incluso el agotamiento lo convierte en satisfacción con el logro de sus resultados. Muchos ejemplos vienen a la mente para convencernos de que somos responsables de nuestras propias cosechas, en todos los escenarios de la vida.
Así mismo las cosechas que obtienen los empresarios del campo en sus fincas, deben capotear a la tropical Colombia, que por sus condiciones climáticas y ambientales obliga a proteger los cultivos de efectos adversos y diversos, como plagas, enfermedades y malas hierbas.
Por esa razón, respaldar el trabajo de los productores del campo para mejorar sus rendimientos con las tecnologías de control químico y biológico, como parte fundamental de los paquetes tecnológicos y las Buenas Prácticas Agrícolas, ha sido la mejor estrategia desarrollada en la historia de nuestra agricultura, como lo demuestran los resultados en productividades que se han logrado y que aún se pueden mejorar.
Para anclar esa cultura de los paquetes tecnológicos y las Buenas Prácticas Agrícolas, debemos interiorizar algunos datos reveladores: el arroz colombiano produce hasta 6 toneladas por hectárea, mientras los competidores internacionales hasta 10 toneladas por hectárea; la papa colombiana produce hasta 22 toneladas por hectárea y los competidores del mundo entre 30 y 50 toneladas por hectárea; y ni hablar de los cultivos que hoy vemos pequeños (aguacate, mango y cacao) que serán arrolladores en las exportaciones y, por ende, aportarán al crecimiento económico agrícola promedio de Colombia, que hoy es de 2,8 %, mientras que países como Ecuador -que hace 10 años no llegaba a 2 %-, ahora tiene un crecimiento promedio agrícola de 3,6 %, según datos del Banco Mundial.
La FAO, la OCDE y otros organismos internacionales atribuyen a los paquetes tecnológicos y a las Buenas Prácticas Agrícolas (que incluyen el uso racional de los productos para proteger los cultivos de plagas, enfermedades y malezas), una importante orientación para asegurar la alimentación del planeta, reto en el que Colombia es candidato a ser despensa mundial y que con seguridad logrará superar con éxito. Recuerden, por favor, que, si así lo creemos, así lo lograremos.
En Procultivos ANDI venimos trabajando en la reinvención del manejo agronómico, desde el 2015 y con mayor énfasis en el 2018. Nos hemos enfocado en los frutos que deseamos entregar al país, hemos arrollado nuestros temores por el anhelo de ver crecer a la agricultura -como ya lo está haciendo aún con pandemia-, porque los agricultores de esta nueva cultura son triunfadores en potencia, son auto eficaces al abordar su cultivo en función del manejo responsable y sostenible.
Procultivos ANDI cree en la capacidad colectiva de un resultado -como el que tenemos en manos de varias entidades dedicadas al cambio-, y cree absolutamente en su incalculable escalabilidad. Por tal razón, seguir adelante sin retrocesos ni desalientos es lo que necesitamos para lograr la agricultura sostenible y su crecimiento económico. Así que no cabe ni siquiera pensar en el limitar el uso de las tecnologías para controlar las plagas, enfermedades y malezas.
Los paquetes tecnológicos deben incluir los controles químicos, biológicos, culturales y las Buenas Prácticas Agrícolas. Sus frutos y resultados ya validados demuestran la diferencia, porque crean oportunidades que generan ventajas competitivas sostenibles para el campo agrícola colombiano.
No podemos parar, al contrario, sigamos trabajando por más y mejores frutos. Y si por los frutos nos conoceremos, que entonces sean también las buenas decisiones las que motiven a los empresarios del campo a lograr la agricultura que nos merecemos.
Un abrazo.