“Ahora no es momento de pensar en lo que no tienes, piensa en lo que puedes hacer con lo que hay”.
Ernest Hemingway.

Con lo que hay haríamos mucho -es cuestión de decisión y aceptación-, así dejaríamos de debatir en lo que no tenemos o en lo que tienen los otros y fijaríamos la meta deseada para premiarnos con lo mejor.

Nuestra agricultura es tropical, tiene diversidad de climas y de suelos. Según la FAO, Colombia es el cuarto país con tierra disponible, pero de igual manera, cuenta con todas las plagas, enfermedades y malas hierbas, una realidad que no podemos cambiar y que impone muchos desafíos a los agricultores al momento de producir las cosechas en sus fincas.

En Colombia no aplica las estaciones climáticas como en Europa o en Estados Unidos, por eso me sorprende las intenciones de adoptar esquemas de producción de cosechas, copiados de agriculturas ajenas y lejanas al país.

La FAO, la OCDE y el Parlamento Europeo se enfocan en la necesidad de combatir el hambre del mundo y resaltan las pérdidas potenciales de cosechas por cuenta de plagas y enfermedades porque son inmensas (por ejemplo, en arroz serían de 80%, en papa de 60% y en trigo de 55%, entre otros cultivos). Por tal razón, estos organismos enfatizan en la necesidad del manejo de cultivos en las agriculturas tropicales, usando las tecnologías de protección, como insecticidas, fungicidas y herbicidas de forma adecuada y solo en las dosis estrictamente necesarias.

Ahí está la clave: aceptar la agricultura tropical que tenemos y usar bien los insumos, de acuerdo con la necesidad real de cada finca. Los ejemplos del DANE en su Censo del 2014 confirman el tema: el arroz, que tiene un rendimiento promedio anual de 5,13 toneladas por hectárea al año, identificó en 7% de los arroceros encuestados mejores rendimientos que superan al promedio nacional (6 toneladas), y fue debido al uso del paquete tecnológico porque combinaron los controles a la medida de cada finca. En nuestra publicación “Agricultura Sostenible, Modelo Manejo Agronómico Disruptivo”, encontrará más ejemplos del Censo.

Por tal razón, si cada finca se tratará con su estricta necesidad, sin subdosificar o sobredosificar las tecnologías de protección, combinando los controles, podríamos tener más fincas con rendimientos superiores al nacional. Ojalá que la meta para el 2025 sea el 50% de los productores en esta mejor situación.

Por eso el Modelo de Manejo Agronómico Disruptivo y los programas CuidAgro y Mentes Fértiles de Procultivos ANDI seguirán trabajando en las fincas, en su estricta necesidad y realidad, para lograr las mejores cosechas que alimentarán al mundo.

Un abrazo.