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A propósito de la reciente propuesta del director Nacional de Planeación, Esteban Piedrahíta, sobre establecer un salario mínimo por regiones, el analista Eduardo Bejarano Hernández, publicó una interesante y aguda reflexión al respecto, que les comparto.

Cantinflas y el salario mínimo por regiones

Cantinflas, ese gran mexicano que tantas alegrías le regaló a este desvencijado mundo, ha encontrado recientemente en un filósofo caleño a un digno émulo de su locuacidad sin sentido. Y aunque la comparación entre el Director del DNP y Cantinflas podría resultar injusta para este último, resulta evidente que el filosofo de la Sucursal del Cielo aprendió a decir cosas sin sentido que, en todo caso, han generado polémica.

Hace algunos días en “Portafolio”, Estaban Piedrahita (Filósofo y Director del DNP) esbozó en una columna una noble aunque impráctica idea, en el sentido de implementar un salario mínimo diferente en cada región del país. El Filósofo sugiere, entre otras cosas, que para generar más empleo es necesario “establecer salarios mínimos diferenciales que den mejor cuenta de las brechas en productividad entre diferentes sectores y regiones, y niveles de calificación de los trabajadores”. 

Aunque la idea se ha empleado en muchas partes del mundo, lo cierto es que la aplicación de esta medida se ha hecho principalmente con base en criterios de edad. En Irlanda, por ejemplo, los menores de 18 reciben el 70% del salario mínimo, después del primer año de trabajo el 80%, en el segundo año el 90%, y después de tres años de experiencia el 100%.

Adicionalmente, el Filósofo subraya a Canadá y a la China como ejemplos de naciones que han implementado el salario mínimo diferenciado por regiones. Lo que no dice el sesudo director del DNP, es que en ambos casos se ha promovido esta práctica con el fin de desarrollar regiones atrasadas o con baja densidad poblacional, en donde el atractivo de ingresos más altos promueve selectivamente la migración hacia territorios inhóspitos. De ser este el caso, deberían promoverse mejores condiciones salariales en zonas deprimidas o despobladas del país, con el fin de generar flujos de capital humano y nuevas inversiones que impacten positivamente a la economía de tales territorios.

Finalmente, y asumiendo que de alguna manera pudiera implementarse un mayor salario mínimo en zonas altamente competitivas, esto alteraría de manera artificial la movilidad laboral, generando flujos de trabajadores hacia las zonas más competitivas, en menoscabo de zonas rurales con bajos niveles de productividad y bajos niveles de ingreso. El resultado de esta idea no sería otro que sobreoferta laboral en algunas zonas, así como el posible incremento de la informalidad laboral y una eventual disminución de los niveles generales de ingreso. Claramente, el Filósofo no observa en su análisis la estructura actual del mercado laboral colombiano y su obvia inflexibilidad, en donde ciertamente se encuentra tanto el problema como la solución a la generación de empleo.

La lección es clara…. Estaban: antes de filosofar, los textos de economía debes consultar!

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