A propósito del candente debate sobre regalías, les comparto este análisis del académico Eduardo Bejarano, que me autorizó publicar, sobre el rechazo del Gobernador del Tolima, Óscar Barreto, al proyecto de reforma que presentó el Gobierno Nacional recientemente.
Por: Eduardo Bejarano Hernández
En los últimos días hemos visto al Gobernador del Tolima arremetiendo en contra del proyecto de Acto Legislativo que pretende reformar el actual régimen de regalías, tal y como lo registró el diario Ibaguereño “El Nuevo Día”, al advertir que en reciente reunión con alcaldes, líderes y pobladores de siete municipios, el Gobernador Oscar Barreto indicó que «el Tolima no tiene por qué responder con sus recursos las promesas de una campaña presidencial”, comentario por cierto insensato e indelicado con el gobierno de la Unidad Nacional.
Tal parece que el Gobernador no ha tenido tiempo de analizar el proyecto y entender su naturaleza, su alcance y su posible impacto para el departamento del Tolima. Sin mayores argumentos técnicos, pero con nutridas razones políticas, el Gobernador subraya que el “recorte” a las regalías será lesivo para el Tolima puesto que pretende quitarle recursos al departamento, lo que afectaría la lucha contra la pobreza.
Advirtiendo que no pretendo tomar una posición ni a favor ni en contra de dicho proyecto, y que creo justo y necesario un debate técnico al respecto, es importante resaltar algunos elementos para contribuir al entendimiento de este asunto y aportar elementos para la discusión.
En primer lugar, es preciso advertir que las regalías se contabilizan como ingresos de capital para financiar los gastos de capital (ver Ley 756 de 2002, artículo 14). Sin embargo, y acudiendo a las cifras del Ministerio de Hacienda, no se entiende que el Tolima haya tenido un “boom” en el 2008 cuando las regalías aumentaron en un 51% en relación con el 2007, mientras que la inversión de capital en el departamento solo creció un mediocre 4% para el mismo periodo. Igualmente, en el 2009, cuando los ingresos por regalías decrecieron en un 47% en relación con el 2008, la disminución de la inversión fue del 60%.
Curiosamente, los “gastos operativos de los sectores sociales” crecieron en un 45% en 2008 y un 43% en 2009, situación que parece sugerir que el grueso de las regalías podrían estar siendo dirigidas a gastos de funcionamiento de los servicios de educación, salud y saneamiento básico. De ser así, se estaría violando lo consignado en la mencionada Ley, paradójicamente sin que esto haya tenido un impacto determinante en la salud y la educación del departamento, ya que, al menos en el caso de cobertura en educación y según cifras del DANE, se advierte para el 2008 y el 2009 una sensible disminución en el número de matrículas. La conclusión es clara: El departamento del Tolima no puede seguir recibiendo regalías para seguir financiando “gastos de funcionamiento”, y seguir mostrando bajos niveles de ejecución en las obras, tal y como lo evidencian las cifras del Ministerio de Hacienda.
En segundo lugar, es preciso analizar la distribución general de las regalías a nivel nacional. Según datos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos, el Tolima hace parte de 6 departamentos que reciben cada uno entre el 1% y el 4% del total de regalías, correspondiéndole un 3,3% del total. Por otra parte, el 89,5% del total lo reciben tan solo 8 departamentos, lo que nos lleva a señalar, en contra de los dictámenes del Gobernador, que es posible que la reforma favorezca al Tolima toda vez que el departamento se encuentra en el grupo que recibe menores regalías (incluidos los departamentos que no reciben recursos por esta vía), por lo cual se hace necesario un juicioso análisis técnico y no un encendido discurso político para anticipar los posibles resultados de la reforma.
Ahora bien, y si consideramos que el proyecto pretende mayores niveles de equidad y una redistribución más justa de las regalías, ¿no le iría bien al Tolima con el esquema recientemente propuesto, si le creemos al DANE cuando indica que el 57% de la población del departamento está por debajo de la línea de pobreza o que el 20% de los tolimenses están por debajo de la línea de indigencia? ¿Será que el hecho de que el departamento se encuentre por debajo de la media nacional en términos de pobreza e indigencia no conllevará a que el Tolima pueda acceder a cuantiosos recursos de los Fondos de Compensación Regional y de Desarrollo Regional contemplados en la reforma superando, eventualmente, lo que actualmente recibe por regalías? Las anteriores cifras sugieren que los conocimientos económicos del Gobernador lo han llevado a creer, errónea y apresuradamente, que la solución a la pobreza, al subdesarrollo y a la inequidad se encuentra en financiar gastos de funcionamiento, en menoscabo de la formación bruta de capital.
Es evidente que este proyecto generará muchos e interesantes debates, buena parte de ellos basados en las condiciones específicas de cada entidad territorial, pero desde todo punto de vista resulta conveniente impulsar iniciativas que promuevan la equidad y ataquen la corrupción, el desgreño y la indisciplina fiscal, aspectos que por cierto no le son ajenos a muchos departamentos. El debate sigue abierto…
Eduardo Bejarano es Profesional en Finanzas y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, con MA en Economía Política (University of Essex, Inglaterra) y MA en Administración Pública (Columbia University, Nueva York).
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