La Economía ha sido un campo, como mucho otros, privilegiado y exclusivo de los hombres. La historia de la Economía es la historia de hombres que estudian la forma en la que otros hombres han construido un discurso del poder económico en el seno del capitalismo histórico.

En este escenario, la economía ha hecho parte de un proceso más amplio de disciplinamiento y de división de la fuerza de trabajo, como el campo académico, en el que las mujeres han sido excluidas y relegadas a un lugar periférico y subordinado en las labores menos valoradas.

Esta subordinación, siguiendo el argumento de Silvia Federici, ha permitido que históricamente el trabajo de las mujeres haya sido expropiado por el mercado y lanzado a la unidad doméstica, al ámbito de lo privado, aunque este sea el espacio mismo de la reproducción de la fuerza de trabajo. ¡Quizá a esto se haya referido Adam Smith cuando habló de su mano invisible! pues invisible ha sido el trabajo al interior de la unidad doméstica y que permite que quienes participan en el mercado asuman las máximas del individualismo.

Así, en el capitalismo se ha gestado una separación histórica entre mujeres y dinero, entre mercado y espacio doméstico y, muy seguramente, entre las discusiones públicas como las de la ciencia económica que, habilita a los hombres y es cerrado para las mujeres. Esta división ha sido arbitraria y falaz, y aun así ha encontrado en la Economía sus voces de apoyo como el desafortunado Tratado de la familia que publicaría Gary Becker en 1981 que reforzó, desde la academia, la idea de esta división sexual y social del trabajo.

Existirán algunos escépticos sobre la actual subordinación de las mujeres, más cuando desde la década de los sesenta del siglo XX ha aumentado la participación de las mujeres en el mercado laboral. Lo cierto es que su posición aún sigue siendo marginal y los hombres seguimos dominado los espacios de lo público como las universidades. Aún existen mejores posiciones, salarios y condiciones de vida en el mercado laboral para nosotros, los hombres.

Lo que sigue generando mucha preocupación es que, en este contexto largamente denunciado por los feminismos, la academia continúe reproduciendo estas mismas lógicas de desigualdad y de exclusión. De acuerdo con el Ranking de citación de IDEAS/ RePEc entre los primeros 50 economistas más citados en agosto del 2020, 46 son hombres y tan solo 4 mujeres, que representan el reducido 8%[1], que además, hay que decir, no se encuentra ninguna economista latinoamericana.

En el caso colombiano, este ranking muestra que no nos quedamos atrás en esta desigualdad académica. Conforme con los datos de citación, entre los primeros 50 economistas más citados en Colombia hasta agosto del 2020, aparecen 8 mujeres, lo que representa tan solo una participación del 16%.

Para romper con estos ciclos, es importante dar visibilidad a las mujeres economistas como la reciente acción que han gestado un grupo de estudiantes de la Universidad de los Andes para conformar un directorio de mujeres expertas en temas económicos en Colombia en EconExpertas (https://econexpertas.org/) que permite dar visibilidad a las mujeres economistas de nuestro país en eventos, entrevistas y actividades académicas, que por cierto también han sido monopolizadas por hombres.

Quizá, no haya sido del todo cierto la metáfora clásica de Adam Smith de la mano invisible como un mecanismo autoregulador. A lo mejor esta mano fue invisible como el trabajo de las mujeres en el capitalismo, o mejor aún, la mano invisible fue masculina y dejó por fuera de su lógica a nada más y nada menos que a la mitad de la población. Romper con este raciocinio es parte de un trabajo constante que debemos hacer desde todos los espacios, incluyendo el académico para la Economía deje de ser solo de nosotros, los hombres.

Por último, sobre este tema, muy recomendada la reflexión que a propósito escribió Katrine Marcal en el 2016  en su libro que lleva el sugerente título: ¿Quién le hacía la cena a Adam Smith?

 

Carlos Alfonso Laverde Rodriguez

Docente, Facultad de Economía-Bogotá, Universidad Santo Tomás

 

[1] En el ranking IDEAS/ RePEc publicado en agosto de 2020 aparece en el puesto 25 Esther Duflo, economista del departamento de Economía del MIT, Janet Currie de la Universidad de Pricenton en el puesto 35, Carmen M. Reinhart de la universidad de Harvard en el puesto 47 de Harvard y Valerie Ann Ramey de Universidad de California San Diego en el puesto 50.

 

Referencias Bibliográficas

Becker, G. [1981](1991). A treatise of the family. Harvard University Press.

Federici, Silvia. (2010) Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria. Traficantes de sueños