El afecto positivo y negativo son dos aspectos que afectan a la psicología y al bienestar físico de las personas, así como a sus relaciones sociales. Los jóvenes se encuentran en un período de crecimiento y cambio, y pueden experimentar cambios en los niveles de afecto positivo y negativo, dependiendo de factores como la personalidad, el entorno, las experiencias o las expectativas.
Varios estudios han analizado las emociones positivas y negativas en los jóvenes, especialmente en aquellos con determinados problemas de conducta, como el trastorno de conducta. Por ejemplo, un estudio realizado en México comparó emociones positivas y negativas entre adolescentes con y sin trastornos de conducta, ingresados en un centro de integración. Los resultados mostraron que no hubo diferencias en el afecto negativo entre los tres grupos, pero sí en el afecto positivo.
Los adolescentes sin trastorno de conducta e institucionalizados informaron niveles más bajos de afecto positivo que los adolescentes de secundaria. Sin embargo, no hubo diferencias entre adolescentes con trastornos de conducta y estudiantes, estos datos sugieren que el trastorno de conducta puede actuar como factor protector frente a situaciones adversas, como el confinamiento, al mantener niveles de afecto positivo similares a los de afecto positivo de jóvenes sin problemas de conducta. Por otro lado, el afecto negativo puede verse influenciado por otros factores, como la autorregulación emocional o la culpa.
Otros estudios han explorado el papel del afecto positivo y negativo en la salud mental de los adolescentes. Por ejemplo, un estudio realizado en España evaluó el afecto positivo y negativo en una muestra de estudiantes universitarios y su relación con la depresión, la ansiedad y el estrés. Los resultados indicaron que el afecto positivo estaba inversamente relacionado con la depresión, la ansiedad y el estrés, mientras que el afecto negativo estaba directamente relacionado con estos síntomas.
Además, se ha descubierto que el afecto positivo modera el impacto del afecto negativo sobre la depresión, la ansiedad y el estrés, lo que significa que reduce su impacto, Estos datos sugieren que el afecto positivo puede ser un recurso protector contra los problemas psicológicos, reduciendo el malestar asociado con el afecto negativo. Por tanto, promover el afecto positivo en los jóvenes puede constituir una estrategia de prevención e intervención para mejorar su salud mental.
La interacción entre el afecto positivo y negativo juega un papel crucial en el bienestar psicológico y físico de los jóvenes. Las investigaciones demuestran que, mientras el afecto negativo puede estar ligado a síntomas de depresión, ansiedad y estrés, el afecto positivo puede actuar como un amortiguador, reduciendo su impacto. Específicamente, en contextos adversos, el afecto positivo emerge como un factor protector, manteniendo un equilibrio emocional incluso en situaciones desafiantes.
Estos hallazgos subrayan la importancia de fomentar experiencias emocionales positivas en la juventud, no solo para mejorar su calidad de vida, sino también como una herramienta para contrarrestar los efectos perjudiciales del afecto negativo y prevenir problemas de salud mental. La promoción activa del afecto positivo puede, por lo tanto, ser una intervención clave para asegurar un desarrollo saludable en los adolescentes.
Samuel David Jimenez Pulido
Estudiante Facultad de Economía- Universidad Santo Tomás
Referencias
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