Por:

Fray William Humberto Díaz Morales, O.P. – Decano de División Ciencias Económicas y Administrativas.

Leonardo J. Caraballo – Docente Facultad de Economía.

 

La Educación Superior atraviesa una etapa de transformaciones profundas, marcada por la irrupción de la tecnología, los cambios sociales y la demanda de una formación más integral. En este escenario, las Instituciones de Educación Superior están llamadas a responder no sólo con programas académicos de calidad, sino también con una formación en valores que permita a los estudiantes enfrentar los retos del futuro con una perspectiva ética y responsable.

 

Formación ética como base de la educación. 

Uno de los pilares esenciales de la educación es la formación ética, especialmente en tiempos donde la tecnología redefine las dinámicas laborales y sociales. Más allá del dominio técnico, es fundamental que los futuros profesionales comprendan las implicaciones sociales, económicas y ambientales de sus decisiones. La ética no debe ser sólo un componente de la formación académica, sino un motor para la transformación de la sociedad.

En este contexto, es crucial que las Universidades no sólo formen a sus estudiantes en competencias específicas, sino que también los preparen para ser agentes de cambio, críticos, propositivos y responsables en sus comunidades. La educación debe enfocarse en estas dimensiones y traducirse en acciones concretas para el bienestar social.

 

Innovación académica y flexibilidad curricular.

La innovación en la educación superior también se refleja en la flexibilidad que muchas universidades están adoptando. En el caso de la Universidad Santo Tomás, la posibilidad de cursar dobles titulaciones y la movilidad entre diferentes Sedes y Seccionales permiten a los estudiantes acceder a una formación más completa y diversa, adaptada a sus intereses y necesidades. Esta flexibilidad no sólo amplía el horizonte académico, sino que también mejora las oportunidades profesionales.

Por ejemplo, un estudiante que combine estudios en Economía con Derecho, o Administración de Empresas con Negocios Internacionales, estará mejor preparado para afrontar los desafíos de un mercado laboral cada vez más interdisciplinario y competitivo. Esta formación integral y flexible es clave para que los graduados puedan desenvolverse con éxito en múltiples campos y en diferentes contextos.

Imagen diseñada por Copilot

Inteligencia Artificial y el futuro de la educación.

La Inteligencia Artificial (IA) ha revolucionado la forma en que se estudian y aplican las ciencias económicas y administrativas. Sin embargo, su impacto va más allá de la tecnología. Aunque la IA facilita el análisis de grandes volúmenes de datos, la interpretación de esos resultados en un contexto humano, social y ético sigue siendo responsabilidad de los profesionales.

Lejos de ser una amenaza, la IA abre nuevas oportunidades para la educación, como el desarrollo de áreas de estudio enfocadas en la economía del comportamiento en entornos tecnológicos o la regulación de las innovaciones tecnológicas. El reto es formar a profesionales que, además de dominar las herramientas tecnológicas, tengan la capacidad crítica para interpretar sus implicaciones y tomar decisiones responsables.

 

Hacia un desarrollo sostenible. 

Otro desafío clave en la educación superior es integrar la sostenibilidad como un eje transversal en la formación de los estudiantes. Las universidades deben ir más allá de lo académico, fomentando una conciencia crítica sobre los problemas ambientales y sociales. La educación debe preparar a los futuros profesionales no sólo para comprender estos retos, sino para liderar soluciones innovadoras y sostenibles.

Un enfoque interdisciplinario que combine conocimientos en economía, derecho, sociología y medio ambiente es fundamental para abordar los problemas complejos que enfrenta la sociedad actual. Esta perspectiva holística es esencial para que nuestros graduados Tomasinos puedan contribuir de manera efectiva al desarrollo sostenible.

 

Una educación para el futuro. 

En conclusión, la educación superior tiene el reto de formar a profesionales capaces de responder a los cambios del mundo moderno con responsabilidad, ética y una visión crítica. La flexibilidad curricular, la integración de tecnologías como la Inteligencia Artificial y el enfoque en la sostenibilidad son algunos de los elementos que definirán el éxito de las futuras generaciones.

Para aquellos que buscan una educación integral, que combine excelencia académica con una formación en valores, humanista, cristiana, tomista y con responsabilidad social, el camino hacia el futuro está en las instituciones que apuestan por una enseñanza comprometida con el bienestar colectivo y el desarrollo humano. En nuestra Universidad Santo Tomás, seccional Bucaramanga, creamos Futuro y vamos más allá de nuestros límites.