No cabe duda de que el proyecto de reforma a la justica dejó en la opinión pública una gran desazón y la sensación de que no es posible confiar más en el Gobierno y, menos aún, en el Congreso. Por eso, pese al hundimiento de la reforma aún se escuchan voces que llaman a la revocatoria del Congreso. Esto significa que para el Legislativo –y para el Ejecutivo– la tarea de recuperar la confianza de los electores será difícil, pues la sociedad considera el Congreso una institución corrupta que con su actuación dejó claro que legisló, no solo para complacer al Gobierno sino también para proteger sus propios intereses.

Este episodio de la historia política nacional deja al país al nivel de una típica república bananera, y al Congreso de la República como una institución que perfectamente cabe en lo que Acemoglu y Robinson –en el libro Why Nation Fails– denominan una institución extractiva, en contraposición a la inclusiva; es decir, una institución que en lugar de generar los incentivos para proveer justicia, ley y orden, legisla en bien propio y, en consecuencia, tiene la capacidad para desestabilizar fuertemente una nación. No es una exageración, fueron muchas la voces autorizadas que se atrevieron a expresar que la reforma a la justicia representaba un peligro para la larga tradición democrática del país.

Pero las instituciones extractivas no son solo un peligro para la democracia, como lo expresan los autores de Why Nation Fail, éstas instituciones “mantienen pobres a los países pobres y los desestimula a transitar por la senda del crecimiento” los autores expresan que esto es cierto en África, Sur América (aluden específicamente a Colombia) y en Asia, y que pese a las diferencias geográficas y culturales todas estas regiones tienen algo en común: instituciones extractivas y, peor aún, ellos enfatizan en que en todos estos lugares “ la base de estas instituciones es una élite que diseña las instituciones económicas para enriquecerse y perpetuar su poder a expensas de la amplia mayoría en la sociedad”. Cualquier parecido con nuestra realidad no puede ser coincidencia.

La ausencia de instituciones inclusivas podría explicar gran parte de la falta de capital social en la sociedad colombiana; del abstencionismo en las elecciones en todos los niveles; de la percepción de corrupción en la sociedad, pues infortunadamente, quedó demostrado con el proyecto de reforma a la justica, que la élite de la política nacional llegó al extremo de legislar para diseñar y organizar las instituciones de investigación y de control. Lo que claramente es un abuso y una burla con la sociedad que los eligió.

@jhbarrientos