Otra vez los mal llamados hinchas haciendo de las suyas, disturbios alrededor del Estadio y un supuesto hincha del Once Caldas asesinado en Itagüí. Estos hechos le han costado a Nacional una sanción y jugará un partido a puerta cerrada. A propósito la Ley 1445 de 2011 (Articulo 13) no dice nada de la responsabilidad de hinchas muertos a kilómetros de distancia. Hay que decirlo, las barras bravas es una subcultura que hay que limitar y hasta  eliminar. En Europa son especies casi extintas. Incluso hoy los hooligans –definidos por la RAE como hincha británico de comportamiento violento y agresivo– están muy controlados, y como las barras bravas de aquí eran una mala hierba, una planta feraz que invadía y acababa con lo que encontraba a su paso: el orden, la tranquilidad y hasta el propio futbol.

 

Los malos hinchas se acaban con leyes y condenas severas y creíbles y con un mecanismo de precios que incremente el costo de asistir al espectáculo, es decir con entradas más caras a los partidos, porque el mecanismo de precios funciona muy bien en estos casos. El problema se erradica vía precios eliminando parte de la infracultura alrededor del futbol (barras, alcohol, venteros, reventa, etc.). Para colmo, la única ley que se tiene, la 1445, es mal interpretada, porque sanciona los equipos como directos responsables de los hechos punibles de los hinchas. Se necesita una ley que funcione en la práctica y libre a los verdaderos hinchas y a los vecinos de los estadios de los violentos.

 

Basta de explicaciones sociológicas sobre la vida triste y vacía de los fanáticos en los barrios, quienes supuestamente solo tienen para desahogarse las tribunas de los estadios y suelen descargar sus frustraciones agrediendo  y –en ocasiones– matando a  otros. Llamemos el problema por su nombre: eso es violencia pura, por placer y sin razón. Puesto que es un hecho que hay que regular, la pregunta es donde actuar. No puede ser que los equipos de futbol sigan soportando las sanciones que deben ser para los hinchas y que por supuesto no los mueve a cambiar de actitud.

 

Hay que endurecer las penas para los violentos – por ejemplo para los menores de edad y sus responsables –. Los clubes deben apoyar al Estado con campañas preventivas, e insisto, hay que regular la entrada a los estadios, con carnetizacion de afiliación al club, que tenga un razonable costo inicial y de revalidación anual, y que permita la preferencia en la compra de boletas con descuento (de paso esto acabaría con la reventa). Es una verdadera molestia ver cada jornada hinchas borrachos y drogados en los semáforos pidiendo “moneditas” para las boleta.

 

Años atrás solía ir a futbol en familia, eso hoy es imposible, sería estupendo ver un estadio donde la gente no lance el odio embotellado, donde el enfermizo amor por los equipos no se transforme en ira con la derrota o en desbordante hilaridad con el triunfo. El futbol es un deporte cuyo espectáculo a su alrededor se sustituyó por la violencia con el advenimiento de las llamadas barras bravas. Es aún posible un espectáculo civilizado y que emular el ejemplo europeo puede ser posible.

 

@jhbarrientos