Sísifo o Prometeo, cuenta la leyenda, fue condenado por los dioses a subir una piedra hasta las cima de una montaña, y dejarla rodar, para luego bajar por ella, subirla de nuevo, y dejarla rodar, para luego subirla de nuevo y dejarla rodar, y así ad infinitum. El mito de Sísifo tiene la moreleja más simple y básica, pero clara y directa: nada peor que el trabajo inútil. Eso es lo que el Banco Central hace al intervenir el mercado del cambiario.
20 millones de dólares diarios por 180 días, son 3600 millones de dólares que comprará nuestro admirado Banco Central. Será suficiente para defender el tipo de cambio? A medidas temporales, remedios temporales. El banco central de Japón compró en la última semana 20 mil millones de dólares, esa podría ser de verdad una arremetida importante para debilitar la moneda local, el Yen, pero aun así ha sido difícil saber que pasara con la moneda japonesa en el corto plazo. Los más importantes economistas japoneses han cuestionado la audacia y, sobre todo, los resultados de dicha intervención.
El día en que nuestro Banco Central anuncio la intervención en el mercado cambiario, el miércoles 15 de agosto el dólar repuntó 19 pesos, para luego, al día siguiente jueves 16 de septiembre, solo avanzar 6 revaluados pesos…hoy, viernes 17 cerró en 1798 pesos por dólar para ser exactos, magro resultado a cambio de incrementar reservas y pasivos del Banco. Solo se logró entusiasmar momentáneamente a los inversionistas, provocando, de paso, una caída de la bolsa o lo mismo una disminución del valor bursátil de las firmas inscritas, todo por defender un tipo de cambio, que en el fondo, es un subsidio soterrado a los las empresas cuya competitividad está basada en un tipo de cambio depreciado, más que en la productividad.
Pero a diferencia de Sísifo, o Prometeo, los co-directores del Banco no son ciegos, sabe que con el actual nivel de inflación no hay peligro de comprar 3600 millones de dólares e introducir mucho efectivo en el mercado local, es decir, ellos saben que en términos inflacionarios no hay riesgo, y saben, además, que no será necesario salir a esterilizar dichas compras a través de la puesta de TES en el mercado, incluso saben que el monto proyectado de de compra de dólares así como el tiempo de intervención no implica necesariamente modificar la tasa de interés, que aun puede ser más baja y estimular el crecimiento via credito de consumo, y así, nuestro Banco quedan bien con Dios, el mercado, y con el Diablo (????).