La semana pasada el Ministro de la Tecnología de la Información y Comunicaciones, Diego Molano, anunció que el esperado pliego para la subasta del espectro 4G para prestar servicio de Internet móvil de alta velocidad y voz, sería aplazada por la eventual fusión entre UNE-Telecomunicaciones y Millicom, la compañía sueca que controla Tigo. La razón para el aplazamiento es que el espectro total en manos de la nueva compañía supera los 85 megahercios, máximo tope permitido por la regulación colombiana, en este caso el espectro adicional debe negociarse o devolverse.
Una eventual fusión de UNE con Millicom genera preocupación tanto al nivel nacional y como local. De un lado, al Ejecutivo le preocupa que en lugar de dos compañías solo haya una para pujar en la subasta de 4G, aunque más le debería preocupar que, de darse la fusión, habría menos compañías en el mercado, lo que significa menos competencia y más concentración. Este hecho no necesariamente se traduce inmediatamente en posición dominante, pero requiere un monitoreo permanente de las autoridades respectivas.
De otro lado, en el ámbito local, es el Concejo de Medellín (corporación que daría el visto bueno para la fusión) y la Asociación Antioqueña de Liga de Usuarios de Servicios Públicos, los que muestran preocupación por una eventual fusión. Esta preocupación surge de la idea de que al cambiar la naturaleza jurídica de UNE que pasaría a ser una sociedad de economía mixta –y de hecho Millicom controlaría UNE– equivaldría a perder patrimonio público. Sin embargo, la realidad es que el patrimonio público ha ido en detrimento en los últimos años con las consuetudinarias pérdidas reportadas por UNE.
Pero ningún argumento puede esconder un hecho real: UNE necesita con urgencia un socio estratégico, por varias razones. Primero la competencia en telecomunicaciones es fuerte, las redes de comunicación en ésta industria difieren tanto en sus atributos tecnológicos como en las características de la demanda que enfrentan.
Segundo, la estructura industrial evoluciona rápidamente, las redes proliferan y necesitan estar interconectadas, de modo que la tendencia es que todos los servicios y modalidades de comunicación estén sobre redes unificadas (convergencia en telecomunicaciones).
Tercero, el progreso tecnológico es extremadamente rápido, de modo que la estructura de la industria está en cambio permanente; más aún, con el desarrollo tecnológico las telecomunicaciones, la T.V. por cable, el software, los computadores y teléfonos móviles, la distribución de audio y video, etc. han llegado a ser casi una única y compleja industria en constante evolución e interacción.
Todo lo anterior, en conjunto, obliga a las compañías a tener un poderoso brazo financiero para responder a una creciente y exigente demanda y sobrevivir en un contexto globalizado.
Esta realidad es la que UNE enfrenta y deja claro que la permanencia y crecimiento futuro de la compañía depende de asociarse con un jugador fuerte como Millicom y evitar de verdad la pérdida irrecuperable del patrimonio público.
@jhbarrientos