Las apps delivery llegaron para quedarse. No queda duda de lo complicado que será desplazarlas en el mercado luego del inmenso éxito que se han adjudicado en el último par de años. Este éxito está dado por razones más que obvias, pero se potenció fuertemente en el 2020 debido a los acontecimientos que derivaron en aislamiento social y cierres de locales físicos alrededor del mundo entero. Sin embargo, las apps de entrega a domicilio han recorrido un largo camino lleno de tropiezos y victorias antes de alcanzar el trono supremo de los canales de venta.

 

El principal cambio sufrido por las aplicaciones de entrega directa en el hogar fue su diversificación. Estas apps pasaron de ser únicamente medios para entregar comida rápida a convertirse en el canal de ventas de grandes cadenas como Olímpica, que ofrece desde dispositivos electrónicos hasta juguetes y víveres. El incremento de la facturación en corporaciones de este tipo ha sido ascendente gracias a las apps delivery, pero, ¿es sostenible esto en el tiempo?

La palabra clave es diversificación

 

La posibilidad de tener directamente en tu hogar todo tipo de productos es algo que a toda persona le cae como anillo al dedo. La agitada vida moderna trae como consecuencia una falta general de tiempo para realizar todas las actividades que tengamos en mente. Esto se traslada a casi todos los aspectos profesionales y cotidianos de las personas de clase media, donde tener un teléfono celular inteligente es la norma en un mundo cada vez más conectado.

 

Las aplicaciones delivery tienen una interfaz de uso tan fácil que incluso personas que no están acostumbradas a teléfonos celulares pueden hacer uso de ellas sin máximas complicaciones. En la mayoría de estas apps, la experiencia de usuario es bastante gráfica y fluida, simplificando mucho los métodos de antaño que incluyen llamadas convencionales para ordenar una pizza, por ejemplo.

 

Pero el prejuicio hacia estas aplicaciones se rompió para siempre en los años recientes. Ya no solo sirven para enviar comida a un hogar, ahora también son usadas para recibir productos de todo tipo. Consolas de videojuegos, computadoras, artículos de higiene, ropa, zapatos e incluso medicinas son cosas que pueden adquirirse en plataformas populares como Domicilios.com y otras más… pero esto no siempre fue así.

Una era digital catapultada por las condiciones mundiales

 

Al inicio de la pandemia del COVID-19 el mensaje de las autoridades en todo el mundo era muy claro: aislamiento y distanciamiento. Un efecto dominó se creó como resultado directo del cierre de negocios, el cual pudo terminar en el colapso definitivo de la economía de muchos países, pero las aplicaciones delivery aprovecharon este suceso para alcanzar a un número mayor de hogares.

 

Los pequeños y medianos comerciantes se dieron cuenta que había llegado el momento de los negocios digitales y decidieron poner manos a la obra. Alianzas entre estas plataformas y diversos comercios fueron creadas con el fin de prevalecer por encima de las circunstancias actuales.

 

Aprovechando estas virtudes, los clientes no debían salir del hogar para tener los productos que tanto necesitaban y los comerciantes no perderían tantos dividendos como tenían previsto. Las restricciones comerciales no afectan a servicios de primera necesidad como los supermercados, lo cual originó un incremento en pedidos a domicilio y en compras generales por parte de la ciudadanía.

 

El sobreabastecimiento fue la regla los primeros meses de la cuarentena cuando la incertidumbre reinaba en todos los países de nuestro planeta. Pero incluso con el levantamiento general de ciertas medidas en algunas naciones, la costumbre de usar aplicaciones de entrega a domicilio quedó marcada para siempre en la mente de los consumidores en general. Será muy difícil que las apps delivery pierdan su trono en esta voraz batalla comercial que se libra todos los días entre las grandes corporaciones.