Acemoglu y Robinson son los autores de un libro que tuvo un enorme impacto en el mundo académico y político: Por qué fracasan los países, los orígenes del poder, la prosperidad y la pobreza. En pocas palabras, los autores argumenta que la prosperidad o el fracaso de un país no está determinado únicamente por su ubicación geográfica, cultura, clima o recursos naturales, sino principalmente por sus instituciones políticas y económicas.
¿Qué plantean en su obra?
Para ellos, el éxito económico es alcanzado por países que desarrollan «instituciones inclusivas». Estas fomentan la participación amplia de la población y permiten la innovación y el crecimiento económico. En contraste, las «instituciones extractivas» concentran el poder y los recursos en manos de una élite reducida. Como consecuencia, limitan el potencial de desarrollo y contribuyen al estancamiento y la pobreza. El libro ofrece ejemplos históricos para respaldar su teoría. De esa forma, sugieren que las instituciones inclusivas crean un ciclo virtuoso de prosperidad, mientras que las extractivas perpetúan un ciclo vicioso de subdesarrollo y desigualdad.
Más allá del marco institucional
Sin embargo, este planteamiento tiene muestra ciertas limitaciones. Existen países que han experimentado un rápido crecimiento económico sin depender necesariamente de estas instituciones, como es el caso de China, Corea del Sur y Vietnam. La experiencia asiática apunta que no existe una única fórmula para el desarrollo y que alcanzar la convergencia económica implica más que simples ajustes institucionales. Mushtaq Khan, profesor de economía en SOAS University of London, pone en tela de duda la correlación entre instituciones inclusivas y crecimiento económico. Sugiere que esta relación es menos clara cuando se examinan por separado los países en desarrollo. De hecho, Khan critica que las «instituciones inclusivas» de los países desarrollados son más bien una consecuencia de su trayecto de expansión y no la causa inicial.
Comprender las instituciones en su contexto
El mismo autor argumenta que estos planteamientos tienden a subestimar la importancia del contexto político y la distribución de poder en la efectividad de las instituciones. Según Khan, las instituciones no funcionan de manera aislada. Su desempeño está profundamente influenciado por los acuerdos políticos y las dinámicas de poder en cada país. Esto significa que lo que puede ser una institución efectiva en un contexto puede no serlo en otro debido a diferencias en la estructura de poder. Khan critica esta visión simplista que sugiere que las instituciones inclusivas siempre conducirán al crecimiento. En cambio, argumenta que las instituciones deben ser entendidas en el contexto de los acuerdos políticos y las relaciones de poder, lo que puede llevar a resultados muy diferentes en términos de desarrollo económico.