“Sí se puede”. Esa fue la primera frase que le escuché mencionar a Jaime Oliveros, cuando le pregunté sobre su emprendimiento. La respuesta estuvo acompañada de una gran sonrisa, amplia y sincera, la de un campesino oriundo de un pueblo de Antioquia, Colombia, llamado Buriticá, que se convirtió en un gran empresario del café con el apoyo pujante de la familia: su esposa y sus cuatro hijos.
Y ese “Sí se puede” lo materializó en una empresa llamada El Café de mi Pueblo y lo explica con tesón, con énfasis, con contundencia, con ese lenguaje claro y golpeado de una persona convencida de lo que hace pero que, a su vez, lo recalca con su corporalidad a donde quiera que va.
A Jaime lo conocí en la Feria Internacional Expoagrofuturo, en 2014, y de inmediato se ganó mi admiración y reconocimiento por lo que me contó.
En esa oportunidad, me explicó que “cuando uno se fija una meta en la vida, y sigue con esa idea en la mente, lo que uno quiera conseguir lo consigue. No importa que tenga que pasar por muchos sufrimientos, penalidades y contratiempos. Lo importante es que al final siempre se alcanza el objetivo si hay persistencia y disciplina”.
Por eso, cuando me lo reencontré en la misma feria, un año más tarde, de inmediato vi una historia inspiradora para contarles a mis lectores de Iberoamérica y lo incluí en mi libro que será lanzado en el mes de abril en Medellín.
Los orígenes de la empresa
Jaime Oliveros fue criado en medio de la cultura cafetera colombiana, entre verdes palos llenos de un fruto rojo, como pepita de oro delicioso, que constituye la fuente de una anhelada bebida en muchos países del mundo y la base económica de numerosas naciones.
Él recuerda que desde pequeño apoyaba a sus padres en las labores del campo, pero con una gran ventaja: lo que cogía de café era para su propio bolsillo.
“Mi papá nos decía: “¿quieren plata?” Nosotros respondíamos al unísono, con entusiasmo: “claro que sí, papá”. Entonces nos entregaba el canasto y un costal y nos daba la instrucción de que recogiéramos café y lo vendiéramos”, rememora.
Así transcurría la vida de los hermanos, ganándose su propio dinero en el cafetal de la familia, en la vereda Sierá, a unos cuarenta minutos del casco urbano de Buriticá. A las seis de la mañana ya estaban bañados y arreglados, para salir a recolectar café en una jornada que se extendía hasta las seis de la tarde.
“Y después de la comida nos íbamos a despulpar el café, o sea quitarle la cáscara. En eso estábamos hasta las diez u once de la noche. Son lindos recuerdos porque en verdad éramos muy felices”, añade.
Así que a Jaime ni a sus hermanos les faltó el dinero y en todas las vacaciones su programa favorito era ir a recolectar café para luego ponerlo en venta. De ahí salía una buena cantidad de dinero para sostener los gastos derivados de estudiar en el seminario (claustro religioso) de Santa Rosa de Osos, en Antioquia, donde recuerda que tuvo años inolvidables de aprendizaje y convivencia con buenos amigos.
Así que este particular empresario siguió la tradición de mantener fortalecida y bien cuidada su finca cafetera y ponerla al servicio del sustento de sus hijos, pero con la misma condición: que fueran ellos mismos los que trabajaran la tierra y cosecharan sus frutos para luego disfrutar el dinero producto de la venta.
“Hoy, 40 años más tarde, ya como heredero de la finca de mis padres, hablo con nuestros hijos, que ya son profesionales y les repito lo mismo que me decía mi padre: ¿Quieren dinero? Ahí está el canasto y el costal para que vendan el café que recojan”, dice Jaime y agrega que así también costearon su carrera universitaria.
El anterior es un fragmento del capítulo sobre Jaime y su familia, quienes son protagonistas en el libro número 3 de la Colección Historias de Negocios Altamente Inspiradoras, de mi autoría, que estará muy próximamente en las principales librería del país. El número 1 y el número 2 (enfocado en mujeres, escrito por mi socia Paola Rueda López) están en Panamericana y la Librería Nacional.
También están en Amazon, Barnes & Noble, Google Play y Apple Store, entre otras tiendas virtuales.
Quedo muy pendiente de sus comentarios en este mismo post, en mi correo electrónico juany@agenciastm.com, mi cuenta de Twitter @Juancarlosy, mi perfil de Linkedin o mi Instagram.
Y estos son mis tres post de este blog recomendados para esta semana:
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Y este es el video de Jaime Oliveros contándome la historia de su compañía: