Curazao es de esos lugares en donde los problemas desaparecen y la vida pasa más lento.
Playa del Sea Aquarium, Curazao.
Curazao es de esos lugares en donde los problemas desaparecen y la vida pasa más lento. Dushi, una palabra en papiamento que se traduce como ‘dulce’, ‘amoroso’ e incluso ‘sexy’, describe a la perfección la razón de ser de quienes habitan este bello tesoro que pertenece al grupo de las Islas de Sotavento, junto con Aruba y Bonaire.
Hay cosas inexplicables en el ambiente que solo ocurren allí, empezando por los curazaleños -quizás las personas más sonrientes que jamás hayas conocido-, y seguido por la ecléctica mezcla de más de 50 nacionalidades que convergen en esta pequeña isla y que producen una explosión de cultura internacional, ambiente festivo e influencias gastronómicas irrepetibles.
La semana pasada fui invitado por la Oficina de Turismo de Curazao y el Santa Bárbara Beach & Golf Resort para conocer en primera persona por qué la vida se vive mejor allí. Te dejo mis recomendados para vivir la vida ‘dushi’ en Curazao:
¿DÓNDE ZAMBULLIRTE?
Las aguas que rodean a Curazao son tan cristalinas que no parecen un mar sino una enorme piscina. Sus 36 playas son como una alberca pandita de aguas tranquilas y cristalinas cuyos tonos azules y verdes enloquecen los sentidos.
Una de ellas es Grote Knip, situada en el borde occidental de la isla. También conocida como Kenepa Grandi, es considerada por lugareños y visitantes como el lugar perfecto para escapar de todo y pasar un día relax. Como es pública, no requiere el pago de una tarifa de entrada. Allí puedes alquilar camastros y sombrillas, así como equipos de snorkel, tablas de remo y kayaks.
Si buscas un paraíso, tal vez lo encuentres en Playa PortoMari. Sus corales, arena blanca y aguas claras son un verdadero bálsamo para los amantes del agua. Su ‘doble arrecife’ proporciona un sitio ideal para bucear y caretear. Consejo: Esta playa da acceso a tres senderos naturales e históricos. Si te gusta la exploración, puedes iniciar en el estacionamiento de la playa y caminar varios kilómetros hasta la cima de un acantilado. También puedes llevar bicicleta.
La playa adjunta al Sea Aquarium, también conocida como Mambo Beach, engloba la vida urbana con lo mejor del sol de Curazao. ¿Cómo es la cosa? Es un bulevar que combina compras, gastronomía (14 restaurantes) y entretenimiento bajo enormes palmeras y con la complicidad de una playa de arena blanca y aguas mansas.
¿QUÉ COMER?
El Mercado Viejo de Punda (Plasa Bieu, Plaza Vieja), en pleno centro de Willemstad, la capital, está repleto de sabores y aromas tradicionales. Allí puedes comer el típico Funchi, un entremés de bastones de harina de maíz fritos con sal y mantequilla. También es posible degustar una sopa de pescado con quimbombó, así como un guisado de chivo o un filete de mero (USD12). Estos últimos vienen acompañados de pastel de polenta (también con harina de maíz), arroz con moros, puré de papa y madurito en tajadas. Tip: Vete al kiosko ‘Zus di Plaza’ y ordena de postre una arepa de pampuna, no te defraudará.
Siguiendo con la cocina local, vale la pena visitar Pops Place, un restaurante informal de comida antillana que tiene una sopa de mariscos deli. Se destaca el filete de mero y la carne guisada; ambos se sirven con tortilla de maíz, arroz y french fries. Vete con chingue y chancla, ya que después del almuerzo puedes meterte en la playa de Caracasbaai, que queda juntito al restorán.
Pops Place Restaurante, en Caracasbaai Beach.
Si buscas platillos más elaborados, pásate por NOA Restaurant, en Willemstad. Con una vista espectacular sobre el Puente Reina Emma y justo al borde de la Bahía de Santa Ana, puedes optar por el tradicional pargo rojo que viene con papitas a la francesa. También hay pollo a la parrilla (pechuga más ensalada, USD29) o cinco opciones de hamburguesa. El filete de salmón (USD20) es el campeón. Viene con papa en puré, tomates cherry y champiñones. Tiene un sabor ahumado y una consistencia tan blanda que se funde en la boca.
Filete de salmón en Noa Restaurante.
Uno de los topes de gama en gastronomía es Serafina. Con una extensa carta de vinos, este restaurante se precia de ofrecer ‘auténtica culinaria italiana’. Para la entrada puedes elegir entre atún de carpaccio (USD19), escalopes en panceta (USD18) o gnocchis con parmesano (dice la carta que el queso está madurado por tres años, USD21). Los principales incluyen atún en tagliatelle (USD25), fetuccine al burro y un jugoso filete de pargo con papas crispy. Tip: Reserva con anticipación, ya que el comedor anda full en la noche.
Además de sabrosa, la cocina de Curazao es muy colorida y aromática gracias a la utilización del ajo, comino, cilantro y azúcar, ingredientes infaltables en cualquier preparación.
¿DÓNDE RUMBIAR?
Si vas un jueves, debes aprovechar Punda Vives, una celebración tradicional donde la música en vivo se siente entre callejones y paseos peatonales. Allí puedes terminar bailando en la acera, comprando artesanías o conversando alegremente con los nativos.
En plena calle de Columbusstraat está La Boheme, un café bar para ‘prender motores’ y degustar hamburguesas con nombres sugestivos tales como ‘The Fat Bastard’ o ‘The Viking’, dos imperdibles. Tip: Pregunta por Rubén Vásquez, su chef, quien te explicará la historia de este apreciado lugar.
Ya entrada la noche, no puedes dejar de ir a Zanzibar Beach & Restaurant, una suerte de ‘distrito de la diversión’ donde turistas y locales se funden en una rumba llena de energía luego de un relajante día de playa. Cubos llenos de cerveza y pizza se combinan con grupos musicales en vivo para recibir el amanecer en la playa de Jan Thiel. Tip: Zanzibar es considerado como el más grande y rumbero happy hour de la isla el día sábado. Llega antes de las 5pm para tener una buena acomodación.
¿DÓNDE DORMIR?
Curazao cuenta con una interesante oferta hotelera, desde hoteles vacacionales como el Blue Bay, el Sunscape y el Papagayo Hilton, hasta los más encopetados como el Renaissance y Baose Hotel.
El Linvingstone Jan Thiel Resort, por ejemplo, está frente a una de las playas más rumberas y vibrantes, con todo y mercado de pulgas, muestras de teatro y música caribeña. Si tu intención es dormir en un refugio íntimo alejado del bullicio, el Santa Barbara Beach & Golf Resort, puede ser para ti; un mega hotel con playa de ensueño, campo de golf y montones de variedades y aventuras.
¿QUÉ HACER?
Además de contemplar la arquitectura holandesa de la bahía de Santa Ana, repleta de vibrantes colores y diseños con piedra caliza y coral, Curazao tiene docenas de planes y actividades para los turistas. Una de las más apreciadas es el Sea Aquarium, un parque para descubrir la impresionante variedad de vida marina del Caribe e interactuar con flamingos, tiburones y delfines.
Sea Aquarium Curazao.
En el mismo muelle del Sea Aquarium, puedes reservar una excursión costera en el barco Pelican (USD75), que te llevará hasta Kokomo para sumergirte en un arrecife lleno de peces multicolores. La siguiente parada es en Blue Moon, una caverna natural que se levanta a escasos centímetros de la superficie del mar. Una vez dentro, será imposible no sorprenderte con la luz azul que emana desde el fondo.
No te puedes ir de la isla sin pasar por la destilería Senior & Co. Allí fabrican uno de los licores más famosos del mundo: el Blue Curazao. También conocido como Triple Sec, esta bebida es elaborada con cáscaras secas de laraha, un fruto similar a la naranja, pero más amargo. Los tours guiados (USD12.50 a USD40) te llevan por la historia del licor y divertidas degustaciones con cocteles preparados por ti mismo.
Así es Curazao, una mezcla de diversión sin límites, cultura arraigada y comida deliciosa. Una isla que inspira al romance, a la escapada. El hogar de gente acogedora y vistas impresionantes que invitan a descubrirla una y otra vez, en ‘modo dushi’, por supuesto.
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