En La Mesa, Cundinamarca, a escasos 70 minutos de Bogotá, el Rancho Ecoturístico El Faro se levanta como un ejemplo de sostenibilidad e inmersión en la naturaleza.
¿Alguna vez te has preguntado cómo un pequeño refugio en medio de la montaña —a 1.200 metros de altura— podría transformarse en un destino imperdible? Pues déjame contarte sobre el Rancho Ecoturístico El Faro. Desde su apertura en mayo de 2021, este rincón mágico en La Mesa, Cundinamarca, ha pasado de ser un secreto bien guardado con solo cuatro habitaciones, a un impresionante refugio con 18 cabañas premium y planes claros de seguir creciendo.
Gracias a una invitación de Cotelco Bogotá, a través de su campaña ‘Alójate en Cundinamarca y Disfrútala’, con ocasión de los 211 años del Departamento, comprendí la razón de ser de este fabuloso lugar enclavado en la vereda Payacal Alto.
Parece ser que los propietarios entendieron muy bien la conformación del territorio donde se asienta este hotel para proponer amaneceres increíbles que de verdad invitan a explorar, bien sea recorriendo senderos ecológicos o avistando alguna de las 150 especies de aves que habitan la zona.
“¿Te animas a descubrirlo?”, decía la carta que llegó con la reserva hotelera. Tenía mis dudas por aquello del tráfico saliente por la Calle 13, o bien por la posible carretera congestionada, pero todo se transformó al llegar. ¿El motivo? la naturaleza, tal vez en su máxima expresión.
Imagina despertar rodeado de exuberante vegetación, cabañas con techos en paja y un concierto de aves en los cuatro costados.
CONEXIÓN CON LA NATURALEZA
“Más allá de la simple estadía, nuestro objetivo siempre ha sido ofrecer una experiencia en la que cada visitante se sienta realmente conectado con la naturaleza, que disfrute de cada amanecer, cada sendero, y cada momento de tranquilidad que este lugar tiene para ofrecer», dijo Claudia Patricia Londoño, gerente general del Rancho Ecoturístico El Faro.
Para esta especialista en viajes y turismo, ‘El Faro’, como se le conoce en el sector hotelero, representa —ni más ni menos— “la reivindicación de la industria hotelera para con la Madre Tierra, donde el lujo y la sostenibilidad conviven en armonía, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única de disfrutar y cuidar el medio ambiente al mismo tiempo”.
Sus palabras cobran sentido una vez te hospedas allí. Lo digo por la atención al detalle en la conservación del entorno, la utilización de materiales ecológicos en la construcción y las prácticas sostenibles que se promueven en las actividades.
SENDERO MUISCA
Uno de las más apetecidas es el sendero muisca, un recorrido de 50 minutos que te lleva a través de un paisaje exuberante y diverso, para sumergirte en la historia y cultura de los antiguos habitantes de Cundinamarca.
A cargo de un guía turístico certificado, aprenderás sobre personalidades claves de esta civilización indígena, incluyendo a Chía, la diosa de la Luna, Guecha, el guerrero valiente, y Bochica, el sabio maestro. Estas representaciones -cuidadosamente ubicadas a lo largo del sendero- no solo embellecen el recorrido, sino que proporcionan una inmersión educativa en la historia de los Muiscas.
ECOTURISMO Y EXPERIENCIAS VERDES
El terreno del hotel se extiende sobre 23 hectáreas, de las cuales ocho están dedicadas a las instalaciones hoteleras y el resto a actividades de ecoturismo, incluyendo bicicletas aéreas, avistamiento de aves, cabalgata y granja escolar.
Este avance no es casualidad. Se debe a la fuerte inclinación de sus fundadores por entregar experiencias verdes, en estado salvaje y que propicien la comunicación con el entorno.
“En esa búsqueda de lograr la intersección entre el lujo y la naturaleza, el hotel ha invertido más de $2.500 millones de pesos, con miras a convertirnos en un referente del turismo sostenible del segmento premium en Cundinamarca”, reveló Londoño.
INVERSIÓN EN INFRAESTRUCTURA
De hecho, el hotel espera construir antes de 2025 siete cabañas adicionales para un total de 25 y ampliar así mismo la planta de personal, compuesta actualmente por 42 colaboradores.
Enclavadas en los cerros de la Cordillera Oriental, las cabañas tienen un área promedio de 54 m2 e incluyen minibar, cama tipo King, TV WiFi y espacios separados para baño y vestier.
La tarifa promedio por noche es de $795,000 pesos y viene con desayuno típico y acceso al sendero interpretativo muisca, puente tibetano y granja escolar.
Las instalaciones cuentan con dos jacuzzis, cámaras de vapor y spa de servicios completos, así como cancha de futbol 5, mini tejo y demostraciones equinas.
También hay piscinas tanto de agua limpia como azufrada, tienda de café, room service y WiFi.
OFERTA GASTRO
Con un clima promedio de 24 grados centígrados y a escasos 50 kilómetros de Bogotá, este refugio combina el acceso directo a la región del Tequendama con una experiencia de conexión con la naturaleza y una interesante oferta gastro a cargo del chef ejecutivo Julio César Aguilar.
Con 32 años de experiencia, Aguilar diseñó un menú compuesto por platillos tradicionales colombianos con toques de cocina internacional que incluyen la ‘Mojarra El Faro’, envuelta en hoja de plátano con cama de arroz, hogao y salsa caribeña a base de pimentón, cebolla y leche de coco.
También puedes optar por un ‘Patacón Faro’, servido con carne desmechada, quesito rallado y guacamole; un ‘Filet Mignon’ con puré cremoso y ensalada; o bien una ‘Marinilla’, plato típico antioqueño repleto de proteínas tales como fríjol, carne molida, chorizo, chicharrón y aguacate, entre otras delicias.
Estamos frente a una destacada opción eco-turística para aquellos que buscan una escapada Andina en contacto directo con el entorno y disfrutar de servicios elevados.
Si estás buscando desconectarte muy cerca de Bogotá, El Faro es una alternativa atractiva llena de sorpresas, en donde la naturaleza es el máximo lujo.
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