Mejorar rutas hacia ciudades intermedias puede reducir desigualdades y dinamizar economías locales, según Paula Bernal, country manager de IATA en Colombia.

El sector ya sostiene 86.000 empleos y representa el 0,8% del PIB nacional. Para IATA, su impacto real —logístico, turístico y social— es mucho más profundo.

PAULA BERNAL, COUNTRY MANAGER DE IATA EN COLOMBIA (FOTO IATA).

¿Qué tienen en común un turista suizo que aterriza en Cartagena, un cargamento de flores que despega desde Rionegro y un ingeniero que viaja a Pitalito a dar una conferencia? Más de lo que parece: los tres dependen del mismo motor silencioso que impulsa buena parte de la economía colombiana, y que ahora está en la mira de los grandes jugadores del continente.

Ese motor es la aviación. Y aunque para muchos es solo una forma de moverse, para otros es una red estructural que sostiene empleos, comercio, turismo y hasta acceso a servicios esenciales.

En 2023, la industria aérea aportó $240 mil millones de dólares al PIB de Latinoamérica y sostuvo 8.3 millones de empleos. Pero no se detiene ahí. Si se mantiene la tendencia actual, en 2043 esa cifra podría duplicarse, alcanzando los $500 mil millones de dólares y generando más de 15 millones de puestos, según estimaciones de IATA.

“La aviación es un motor de desarrollo para América Latina, aportando de manera significativa al PIB regional y al empleo”, me aseguró Paula Bernal, country manager de IATA en Colombia. Es una sector que actúa como habilitador para otros sectores, especialmente en zonas rurales o de difícil acceso, donde es esencial para servicios de salud, educación y empleo”.

FACILITADOR CLAVE

Y Colombia está justo en el centro de ese panorama. Según Bernal, por sí sola, la aviación aporta un 0,8% del PIB total, una cifra que puede sonar poco, pero que esconde una red que sostiene 86.000 empleos directos, moviliza a más de 56.5 millones de personas por año y conecta zonas donde la carretera apenas es una promesa.

En opinión de Bernal, tales cifras confirman “que el transporte aéreo se ha consolidado como un facilitador clave para el crecimiento del turismo interno y receptivo”.

Además —en opinión de la vocera de IATA— la carga aérea también representa una proporción relevante del impacto económico del sector, con más de un millón de toneladas transportadas en los aeropuertos del país.

EL DORADO: GRAN MÚSCULO

Tomemos el caso de Bogotá. El Dorado se convirtió en mucho más que un simple aeropuerto; de hecho, hoy es un gran músculo logístico que ofrece vuelos sin escalas a 103 destinos en 30 países, con 44 vuelos domésticos desde Bogotá.

Desde ahí se mueven toneladas de flores a Miami, café a Europa y —por supuesto— millones de turistas que dejan más de $9 mil millones de dólares al año en hoteles, transporte y comida típica.

Aunque Bogotá concentra el mayor volumen de operaciones y empleo, otras ciudades como Medellín, Cali y Barranquilla fortalecen su rol regional. Y regiones como el Eje Cafetero o la costa Caribe comienzan a madurar gracias al turismo y a la expansión de rutas.

WINGS OF CHANGE

No es casualidad que Wings of Change, el evento más importante de la aviación en Latinoamérica, se celebre en Bogotá este año, el 25 y 26 de junio en el hotel Grand Hyatt. Es un reconocimiento a una industria que, aunque a veces no se vea, es vital.

Para Paula Bernal, este evento marcará un hito en la discusión sobre el futuro de la aviación en la región y las acciones futuras, “por medio del trabajo coordinado entre (actores) públicos y privados, que refuercen el rol esencial del transporte aéreo en los países, que promueve la conectividad social y actúa como motor de desarrollo, incluso en tiempos de desafíos económicos”.

Allí se reunirán líderes de aerolíneas como Avianca, Copa, Latam, organismos como ONU Turismo, y fabricantes como Airbus, para trazar una hoja de ruta hacia una aviación más eficiente, más inclusiva y más responsable.

CONECTIVIDAD REGIONAL

Este año, el foco estará en cómo mejorar la conectividad regional, especialmente hacia ciudades intermedias, y en avanzar hacia una industria más sostenible, anticipa Paula Bernal.

Para terminar, la ejecutiva de IATA llama la atención hacia un aspecto crucial en toda la industria: la expansión de la conectividad hacia ciudades intermedias y rutas secundarias.

Cuando una ciudad gana una nueva conexión aérea, se abren oportunidades para atraer inversión, dinamizar el turismo, generar empleo y facilitar el acceso a mercados y servicios esenciales.

“Esto impulsa la economía local y reduce desigualdades territoriales, especialmente en un país como Colombia, donde la geografía impone desafíos para la movilidad terrestre”, finaliza Paula Bernal. “Mejorar la conectividad aérea es, en muchos casos, una puerta directa hacia más salud, educación y progreso para miles de personas que viven lejos de los grandes centros urbanos”.

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