La Lenovo Yoga es una tableta diferente del resto. Al verla por primera vez llama la atención su soporte giratorio que puede virar 90 grados para acomodar el dispositivo a diferentes alturas. Una vez desplegada, esta bisagra en forma de pestaña es útil para ver películas en modo atril o para escribir y navegar por la web al inclinarla con una elevación de 20 grados, lo cual denota el esfuerzo del fabricante por producir un equipo funcional y ergonómico.

 

Con carga completa, me dediqué a probarla durante cinco días mientras bajaba apps, reproducía videos en Youtube y PVStar+ y hacía llamadas con Skype. También disparé unas 50 fotos, tomé algunos videos y escuché radio vía TuneIn y la Yoga siguió tan campante como Johnnie Walker hasta que su batería se agotó luego de 11 horas y 35 minutos de uso. Algo notable tratándose de un equipo que pesa solo 605 gramos. Creo que con un uso menos intensivo la batería podría llegar a durar un par de días.

 

Su carcasa es una mezcla de aluminio en el frente y plástico atrás con un grip de ranuras diagonales que proporciona un agarre cómodo y a primera vista parece fabricado en metal. Al tenerla en las manos se siente de inmediato la diferencia en peso y tamaño ya que la mayoría de tablets lucen ‘ladrilludas’ frente a la Yoga.

 

A ambos lados del frente están incrustados los altavoces estéreo que automáticamente cambian de lateralidad según la posición de la tableta. Trae sonido envolvente Dolby Digital Plus.

 

Para las pruebas, recibí el modelo con pantalla de 10 pulgadas (hay otro de 8) que tiene una relación de aspecto de 16:10 con resolución de 1280 x 800, lo que se traduce en 151 píxeles por pulgada (ppp). Como punto de referencia, el iPad Air tiene 264 ppp; eso significa que la tablet de Apple posee una mejor densidad y obviamente brinda mayor calidad de imágenes.

 

Pero como no podemos comparar manzanas con peras -ya que una iPad Air cuesta 949,900 pesos, mientras que la Yoga 10 vale 649,900 entonces es necesario aclarar que si Usted está acostumbrado a una tablet de alta definición, tal vez la Yoga no sea el equipo adecuado. Aunque se trata de un panel táctil IPS con ángulo de visión de 178 grados, algunas imágenes aparecen lavadas y con poca nitidez, mientras que los textos se ven pixelados, lo que la ubican por debajo del promedio.

 

Trae dos cámaras, una delantera de 1.6 megapíxeles para autorretratos y videoconferencias y la principal de 5 megapíxeles. Me pareció rara la ubicación de ambas, ya que la delantera está sobre el marco izquierdo mientras que la otra está ubicada en la esquina inferior izquierda, lugares poco comunes que complican el encuadre.

 

La Yoga está alimentada por un procesador MediaTek de cuatro núcleos que corre a 1.2GHz; este chip está basado en la arquitectura más vieja del ARM Cortex A7 por lo que no puede compararse contra las últimas generaciones de chipsets fabricados por Samsung o Qualcomm, que reportan mayor eficiencia y desempeño que este modelo de Lenovo.

 

Tiene 16GB de memoria interna y memoria RAM de 1GB, así como una ranura para tarjetas microSD con capacidad hasta de 32GB.

 

Al momento de encenderla me pregunté si venía con Android, ya que Lenovo personalizó la interfaz, rediseñó los íconos y dejó una sola pantalla de inicio. En efecto trae Android 4.2.2 (Jelly Bean) y una variedad de aplicaciones como ES File Explorer, Kingsoft Office, AccuWeather y la versión móvil de Norton Security. Encontré además una interesante app de Lenovo para gestión de energía que ayuda a alargar la vida de la batería.

 

Por su procesador, la Yoga no es un tableta para juegos; sin embargo la versión Jelly Bean de Android le da la potencia necesaria para navegar por sitios noticiosos, leer libros digitales y gestionar el email. Funciona razonablemente bien al reproducir música y películas, aunque creo que le falta un poco más de potencia a los parlantes.

 

En un mercado donde las tabletas abundan como la espuma, el precio y la calidad son factores que determinan el éxito; Lenovo tomó nota de esto y le agregó a la Yoga un ingenioso diseño con una batería cilíndrica que la hace fácil de sostener y brinda una autonomía de casi 12 horas a pleno uso.

 

Sus acabados en aluminio le dan un toque de calidad por encima de otras tabletas plásticas de precio similar. Aunque el fabricante sacrificó ciertas especificaciones, tal vez lo hizo en función de un precio razonable para satisfacer a usuarios que buscan una tablet de propósito general.