Sheraton Lima Centro Histórico juega un papel vital en el turismo peruano al rescatar ancestros gastronómicos y culturales que infunden un arraigado sentido de pertenencia local.
Caminar por el Centro Histórico de Lima es adentrarse en un mundo donde el tiempo parece detenerse, pero la vida bulle en cada esquina. Las calles antiguas envueltas en un cielo gris casi permanente se llenan de sonidos y aromas que cuentan historias.
Los vendedores ambulantes te invitan con su energía a descubrir sabores únicos, mientras los andenes vibran bajo los pasos de gente presurosa. En cada calle, las imponentes casonas coloniales y monumentales edificios te susurran secretos de un pasado glorioso, mientras que las numerosas iglesias y conventos barrocos —con su arquitectura colonial—elevan el espíritu y te transportan a otra época.
En esta sorprendente ciudad costera, confluye una rica historia culinaria que forma parte de la vida común de sus habitantes. Es el resultado de una interesante fusión de técnicas e ingredientes del antiguo Perú con la gastronomía asiática y europea.
La singular geografía, sumada a la rica herencia ancestral y a la fusión de tradiciones culinarias traídas por inmigrantes chinos, cantoneses, japoneses, italianos, españoles y afroamericanos, convirtió a este país en un destino irresistible para los amantes de la gastronomía.
Me enteré de esto luego de una invitación de Marriott International a visitar el Sheraton Lima Centro Histórico, un enorme hotel a solo 12 kilómetros del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.
Me subí a un vuelo de Latam desde El Dorado y —al cabo de tres horas larguitas— ya estaba recorriendo las atestadas calles limeñas.
TODO INICIA EN EL CENTRO HISTÓRICO
Para la mayoría de viajeros internacionales que visitan Perú, todo inicia en el casco histórico de Lima. “Recorrer sus calles es convivir entre el pasado y el presente”, dice la página de PromPerú, entidad encargada de promocionar al país como destino turístico.
“Para la mayoría de viajeros internacionales que visitan Perú, todo inicia en el casco histórico de Lima”.
Y a fe que tiene razón, dada la fuerte influencia española de arquitectura virreinal con grandes patios interiores y balcones tallados en madera que fueron residencia de las élites limeñas.
Sea cual fuere el camino que tomes, casi siempre te toparás de frente con el Sheraton Lima Centro Histórico, una torre hotelera de corte republicano que no solo destaca por su imponente fachada, sino también por su relevancia histórica y cultural.
Ubicado en plena Avenida Paseo de la República, justito en frente del Palacio de Justicia, entre el mall Real Plaza Centro Cívico y el Parque Juana Alarco de Dammert, ‘el Sheraton’, como se le conoce popularmente entre los paisanos, “juega un papel vital en el turismo limeño gracias a una interesante combinación de experiencias gastronómicas, culturales y artísticas, como queriendo infundir un arraigado sentido de pertenencia hacia esta linda ciudad costera fundada en 1535 y liberada de España en 1821”, me aseguró Milagros Gutiérrez, directora de ventas de la propiedad.
EMBLEMA DE RENOVACIÓN URBANA
Una connotación que —al tenor Juan Pablo El Sous Zavala, coordinador del Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima – Prolima se sustenta en que este edificio, en cuyos predios alguna vez funcionó una cárcel, “encarna la renovación urbana de Lima, integrando su pasado en su estructura y ofreciendo a una conexión directa con la rica historia de la ciudad, conservando todas nuestras raíces”.
“Sheraton Lima Centro Histórico encarna la renovación urbana de Lima al crear una conexión directa con la rica historia de la ciudad”.
Doscientos años después, la ciudad reclama para sí una cálida autenticidad al utilizar su rica historia como pretexto para visitarla. Algo que, a todas luces, Sheraton Lima Centro Histórico ha tomado como bandera para preservar y expandir los conceptos gastronómicos y culturales del Perú.
Empecemos por lo primero: su exquisita comida. El chef ejecutivo de hotel, Jerry Anthony Cuzcano Bustamante, expone que su estrategia “es casi como una ‘cruzada’ para hacer que cada bocado cuente una historia y cada sorbo sea el reflejo de nuestras raíces para que la tradición de nuestros fogones esté disponible para el deleite de todos”.
Pues bien, para comprobar tal hipótesis me lancé de lleno a descubrir lo que el extenso menú del Sheraton tiene para ofrecer.
ENTRE SANCOCHADOS Y SUSPIROS
El primer coqueteo inició con el ‘Sancochado’, un buffet típico disponible preparado por el maestro culinario Santos Navas, es preparado con 15 tipos de carnes —entre cordero, chancho, res y embutidos— más de 25 salsas, e innumerables guarniciones de la tierrita, que puedes combinar con una estación de caldos y consomés.
Intenso y contundente, el sancochado no solo es un placer gastronómico; de hecho, es un desafío tratar de probar las docenas de combinaciones posibles sin sorprenderte. Disponible los jueves y viernes desde el medio día.
“Además de ser un plato purista limeño, el Sancochado representa un desafío gastronómico con más de 15 carnes, 25 salsas y numerosos caldos y consomés”.
Rebosante de alegría, la estación de dulces de antaño —entre arroz con leche, picarones y suspiros limeños— hizo que el tiempo se detuviera entre cucharadas.
Entonces ¿Cuál es la clave para fusionar e innovar sin comprometer la autenticidad, lo típico? Le pregunto a Cuzcano, quien se decanta por las tradiciones: “La esencia de la gastronomía peruana radica en la fusión, pero siempre con una base sólida en lo tradicional”, plantea. “Cada plato creado aquí está profundamente conectado con la autenticidad de los productos peruanos. Esa es la clave para preservar nuestra herencia”.
Usar la rica historia arquitectónica y ancestral de la ciudad como disculpa para atraer turistas no es un invento del Sheraton Lima, pero sí constituye una reafirmación de su compromiso para con las raíces culinarias del país.
ANCESTRALIDAD Y TRADICIÓN
“Es que”, explica Cuzcano, “en lugar de crear un mundo independiente y un menú inclinado en la modernidad o los platos internacionales, hemos trabajado intensamente en conservar las tradiciones que nos definen, rescatando técnicas ancestrales e ingredientes autóctonos que son la esencia de nuestra cultura”.
“El hotel rescató las técnicas ancestrales y los ingredientes autóctonos para transformarlos en platillos que refeljan la verdadera esencia peruana”
Por ejemplo, el Ají de Gallina sigue la receta original transmitida de generación en generación, utilizando ají amarillo fresco y pan remojado en leche, tal como lo hacían las abuelas. El resultado: un manjar que no solo alimenta, sino que cuenta la historia de todo un país.
Es tan variada la culinaria peruana —y tan extensa— que el país se precia de tener la mayor cantidad de platos típicos: 491 y de sopas oriundas: más de 2.500. Esto, mientras que los postres tradicionales suman más de 250.
Volvamos al menú del Sheraton. El Lomo Saltado con Papas Nativas —otro de los clásicos— es preparado con jugosos trozos de lomo de res, salteados con cebolla, tomate y un toque de sillao (salsa de soya). Dicen los entendidos, que este plato combina lo mejor de dos mundos: la tradición andina y la influencia oriental. ¡Hitazo!
Otro emblema de la cocina limeña es el Arroz con Pato, un platillo que surge al cocinar arroz en salsa especiada con tiernos trozos de esta ave cocinados lentamente y coronados con brotes de cilantro. No te defraudará.
TRANQUILIDAD EN MEDIO DEL TRÁFICO
Más allá de la comida, que fue el detonante de mi admiración, el Sheraton Lima cuenta con 450 habitaciones con camas súper-confortables, piscina descubierta, acceso al Gimnasio Smart Fit de Real Plaza y un mega centro de convenciones con nueve salones y 3.600 metros cuadrados para eventos.
Distribuidas en 21 plantas, las habitaciones bien equipadas dejan atrás los clichés costeros habituales en favor de un ambiente clásico y relajado que invitan al descanso. Todas tiene al menos una cama de tamaño King, la mitad con vistas al oriente de la ciudad y el restante hacia el litoral pacífico.
“Las habitaciones bien equipadas dejan atrás los clichés costeros habituales en favor de un ambiente clásico y relajado que invitan al descanso”.
Amenidades tales como una TV de pantalla grande, minibar con dotación y máquina Nespresso están descontadas, al igual que amenities de lujo de la marca Gilchrist & Soames, recién incorporada al Sheraton Lima.
A pesar del enorme tráfico de la zona —con bocinas locas a toda hora— y de estar frente a la plaza Miguel Grau, en donde todas las noches se reúnen unos 200 estudiantes artes escénicas de las escuelas cercanas para ensayar sus rutinas, la habitación era muy tranquila, gracias a sus ventanales insonorizados.
Visitar este emblemático hotel de Lima fue el viaje que no sabía que necesitaba.
Si buscas un lugar que refleje la esencia peruana en el corazón más vibrante y bullicioso de Lima, pero que al mismo tiempo sea lo suficientemente relajado como para ofrecerte un descanso reparador y una gastronomía realmente ancestral, Sheraton Lima Centro Histórico es el indicado.
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