Rodeado de bosques nativos y fauna silvestre, el nuevo upscale luxury de Accor partirá en dos el turismo de playa en Cartagena de Indias.

Ingrid Velasquez, Sofitel Calablanca Barú Beach Resort.


Barú, una península pegadita a Cartagena de Indias, es la epítome del lujo. Lujo derivado de sus playas vírgenes de arena blanca, bosques nativos y fauna silvestre. Lujo proveniente de su arrecife natural bordeado de caños con manglares, espejos de agua y jardines submarinos. Y lujo resultante de la hospitalidad moderna.

Allí, frente a una franja de playa de 8 mil metros cuadrados, se levanta el Sofitel Calablanca Barú Beach Resort, un complejo con 5 piscinas, dos restaurantes y  club náutico. Todos ellos le darán un nuevo significado a las vacaciones de sol y playa en ‘La Heroica’ a partir de diciembre de 2021.

“Es que Cartagena de Indias no cuenta con playas tan generosas, vírgenes y exuberantes como las de Barú”, declara convencida Ingrid Velásquez, una administradora de empresas que fue enganchada por Accor para liderar las estrategias de marketing y ventas de este upscale luxury.

Se trata del más grande y lujoso hotel no solo de Barú, sino de toda Colombia, asegura con entusiasmo Velásquez, quien no repara en elogios hacia el encanto francés —propio de Accor— la esencia de la cultura local y el bellísimo ecosistema natural de Barú.

 

DISEÑO SUSTENTABLE

Precisamente, uno de los puntos fuertes es el medio ambiente. Cada una de las 10 torres de tres pisos tendrá cubiertas en color verde y enchapes caoba que le conferirán un interesante mimetismo.

Para lograrlo, un equipo de urbanistas, paisajistas y arquitectos realizó una extensa investigación de la flora y fauna locales y comprender a ciencia cierta como cuidar el ecosistema circundante.

“Resguardada por su topografía, la extensa playa del Sofitel Calablanca Beach Resort se ha conservado intacta hasta nuestros días gracias a que está protegida por un arrecife natural y un bosque que la mantiene oculta”, asegura Velásquez.

Los materiales, matices y concepto artístico son obra de Marcela Villegas, la misma diseñadora del Estelar La Fontana, Sofitel Legend Santa Clara y del Hilton Corferias, entre otros hoteles.

Las emociones incluyen vistas directas al Mar Caribe desde cualquiera de las 187 habitaciones —incluyendo 23 suites—, tres cabinas de spa y dos restaurantes, uno de cocina internacional y el otro de culinaria oriental.

Las emociones incluyen vistas directas al Mar Caribe desde cualquiera de las 187 habitaciones.

Además de contar con gimnasio y lobby bar, el edificio principal estará coronado por un roof top bar, mientras que dos de las piscinas tendrán cascadas de agua.

Por su parte, el centro de convenciones de 932 metros cuadrados da acceso a 7 salones de reunión y 2 ball room para un aforo total de 450 personas.

Creado por Arquitectura y Concreto —la misma desarrolladora de un condominio de playa en Barú— el nuevo hotel está aplicando actualmente a la certificación LEED.

 

MIEMBROS DE EQUIPO

En los últimos meses, Accor ha venido reclutando una serie de personalidades de la industria hasta conformar un equipo de lujo.

El líder del proyecto es David Mulin, quien viene de gerenciar el St. Regis Punta Mita Resort. Como director de alimentos y bebidas fue importado de Maldivas Ari Bialikamien, luego de pasar un año larguito en el Waldorf Astoria.

También fue fichado Manuel Ortega como director administrativo y financiero, mientras que Ingrid Velásquez llegó del Hotel Las Islas, donde estuvo los últimos tres años.

Una vez en servicio, la propiedad tendrá 310 miembros de equipo, entre directivos, personal de operaciones, contratistas y comerciales.

“Estamos frente a un hotel de lujo que combina ingeniosamente el ‘art de vivre’ (arte de vivir) francés, con la cultura local y un servicio personalizado hecho con el corazón y un objetivo común: sorprender una y otra vez a los huéspedes”, finalizó Ingrid Velásquez.