Stanzia, el operador de los hoteles Best Western, está renaciendo y llega con toda la actitud y positivismo para enfrentar esta nueva realidad.

Carlos Márquez, Stanzia

El infierno que vivió Stanzia, la operadora de los Best Western en Colombia, no está escrito. Hasta finales de febrero de 2020 venían como locos impulsados por una ocupación promedio cercana al 57%. Pero a mediados de marzo, ¡pum! Se estrellaron de frente contra la cuarentena.

De los siete hoteles que manejábamos perdimos dos, asegura Carlos Márquez, director asociado de Stanzia al referirse al Best Western Calleja y al Abitare 56, el par de propiedades que la pandemia borró del horizonte.

Afortunadamente lograron conservar el Best Western Plus 93 Park de Bogotá, su similar en Santa Marta y los Best Western de Duitama, Puerto Gaitán y Panamá.

A pesar de que sus hoteles han venido siendo aperturados de forma escalonada desde junio 15, lo cierto del caso es que –hoy por hoy-, la propiedad que más rinde frutos es la ubicación de Puerto Gaitán.

“Las compañías petroleras, repletas de contratistas que trabajan en Campo Rubiales generan una actividad tan intensa que ha desbordado nuestro optimismo y nos lleva a pensar que podemos seguir adelante”, asegura este economista de la Universidad Santo Tomás que ya casi cumple 12 años como cabeza líder de Stanzia.

La reacción de las demás ha sido lenta. O mejor, la reacción de los viajeros, ya que hasta hace pocos días se mantuvo restringida la  conectividad aérea con otros países, situación que se tiró la industria turística en todo el país.

Bogotá es la plaza que más preocupa. “Al ser una ciudad muy corporativa, depende mucho de los vuelos internacionales”, prosigue el directivo. “Aunque Cotelco habla de ocupaciones del 20% al 25% para finales de 2020, nosotros no somos tan optimistas”.

YA LLEGA DICIEMBRE

Mientras tanto, el Best Western Plus de Santa Marta se ha movido bien gracias a la reapertura de carreteras y playas. Las nuevas rutas hacia el aeropuerto Simón Bolívar están traccionando las reservas vacacionales para diciembre próximo.

“Las familias quieren salir del encierro e irse a descansar. Ahí está nuestra oportunidad”, asegura Márquez, quien solo pudo conservar el 50% de la planta de personal.

La otra mitad emprendió un largo viaje para implementar los protocolos de bioseguridad, limpieza y sanitización del programa We Care Clean que Best Western aplica en todo el mundo, así como la certificación de Cotelco ‘Juntos Contra el Covid’.

Debido a que los restaurantes de los Best Western de Bogotá, Santa Marta y Duitama son tercerizados, no hubo posibilidad de desarrollar negocios alternos como los domicilios o el catering.

CONTROL DE COSTOS

“Como developers, nuestra mayor preocupación fue controlar los costos para disminuirlos al máximo; aires acondicionados apagados por piso, renegociar la TV por cable, el mantenimiento del website. Sin embargo, hay costos fijos ineludibles en los cuales no participa Best Western.

Entonces ¿Qué debería cambiar en los contratos de representación de marca? “Sería conveniente que las cadenas internacionales hagan más parte de la operación, que entiendan las dificultades y sean flexibles con los pagos, sin desconocerlos. De pronto disminuir el fee mensual y financiar ese pago a 24 meses. Eso ayudaría a generar mayor flujo de caja”.

También hay un cambio de mentalidad en ventas. “Nos metimos en OTAs y plataformas que antes no estábamos. ByHours nos genera ingresos por horas mientras que Despegar abre puertas a más empaquetamientos.

“Debemos ser capaces de mantener operaciones más enfocadas y estructuradas hacia costos variables. Esto ayuda a sostenerse en el tiempo”, finaliza Márquez. “En la medida que se tengan negociaciones variables y tercerizadas se manejarán más fácilmente los imprevistos”.