Estuve probando durante la última semana el Panasonic Toughbook CF-31, un computador portátil robusto que aguanta caídas, lluvia y toda suerte condiciones extremas incluyendo temperaturas de congelamiento y situaciones de suciedad. Lo primero que noté fue su fuerte coraza externa con diseño semejante a un maletín de herramientas con todo y manija de transporte en su borde frontal y compuertas laterales selladas.
A pesar de tener una pantalla de 13,1 pulgadas, es una máquina grande. Es aparatosa: pesa 3.7 kilogramos. Con una construcción digna de una caja fuerte, con bisagras reforzadas, palanca de encendido resortada y compuertas tipo ‘click-lock’ -que sellan el acceso a los puertos, ranuras y conectores- es precisamente el tipo de dispositivo que uno quiere llevar encima para enfrentar las condiciones más adversas a plena intemperie.
Por sus materiales y construcción, los notebooks tradicionales son propensos a sufrir daños como consecuencia de accidentes. Según un informe de la consultora IDC, cada año casi un 20% de los computadores portátiles requiere algún tipo de reparación como consecuencia de daños por caídas y derrame de líquidos. Esta situación puede evitarse utilizando notebooks resistentes a accidentes como el CF-31.
Este portátil ‘rugerizado’ viene dotado de un procesador de alta gama Intel Core i5 (hay un modelo con i3) a 2.56GHz que en el modo ‘Turbo Boost’ ofrece hasta 3.07GHz de velocidad. Viene apoyado de un adaptador gráfico AMD Radeon, mientras que su brillante pantalla de alto contraste ha sido fabricada con tecnología de polarización circular que permite visualizar fácilmente su contenido aún en condiciones de luz solar directa.
Su capacidad multitáctil acepta gestos de tres dedos, mientras que el lápiz óptico permite escribir, hacer garabatos y dibujos directamente sobre la pantalla. Se trata de la sexta generación de una de las plataformas más reconocidas del mercado de dispositivos robustos.
Estuve reunido con personal local de Panasonic para conocer los aspectos destacados de esta mole de silicio y magnesio que parece indestructible. Desde la dureza del bolígrafo óptico, los acabados y recubrimientos de la carcasa, la rígida capa superpuesta en la pantalla y la protección con niveles de pH para repeler el ácido del sudor de las manos, todo ha sido cuidadosamente elevado al grado de ‘durabilidad y protección’ que brota de sus facciones.
En los portátiles tradicionales, la principal preocupación no proviene tanto de manejarlo bajo la lluvia sino de que sobreviva a caídas. El CF-31 resiste caídas hasta de 2.50 metros. Esto se debe a la aleación de magnesio y polímero de su carcasa, y a los amortiguadores y conectores flexibles internos, que lo protegen contra deformaciones y absorben las vibraciones.
Como el asunto de la robustez está íntimamente ligado a la seguridad, el CF-31 cumple con varias certificaciones y estándares militares como la MIL-STD-810G y la MIL-STD-461, que lo hacen apto para soportar los rigores del campo de batalla desde caídas e impactos balísticos hasta temperaturas extremas, lluvia, humedad, arena y polvo. Estas certificaciones también evalúan la resistencia del dispositivo a elementos atmosféricos específicos como hongos, lluvia helada, niebla salina, así como su capacidad de trabajo en condiciones de baja presión (grandes altitudes).
Como no tenía forma de probarlo en semejantes ambientes tan hostiles y luego de ver los videos con las torturas a las que lo someten, tomé la decisión de empujarlo un par de veces desde el borde del escritorio para que cayera –primero abierto, luego cerrado- y no sufrió ni un rasguño. La pantalla ni siquiera parpadeó. El que sí sufrió fue el piso de madera de mi casa, que terminó con un par de abolladuras imborrables.
Ahora bien, los ejecutivos de Panasonic utilizan el índice de protección IP como argumento de ventas para alardear: el CF-31 es IP65; el ‘6’ significa que tiene el máximo nivel de protección contra penetración de objetos sólidos y partículas de polvo, mientras que el ‘5’ indica el nivel de protección contra la penetración de agua: acepta salpicaduras pero no inmersiones totales.
Como están ‘proved in combat’, han sido adquiridos por el Ejército Nacional y la Fuerza Aérea Colombiana. También son utilizados por la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional como apoyo a la seguridad en carreteras.
También están dotados de seguridad intrínseca, un método de protección que evita que el dispositivo genere fuentes potenciales de explosión (electricidad estática, chispas, impactos mecánicos, radiación, energía acústica y otros), que puedan provocar ignición de materiales inflamables, cosa que exigen clientes de petroleras, mineras y farmacéuticas como Cerrejón y Pacific Rubiales.
Dice Panasonic que la batería del CF-31 da para 11 horas de operación continua; sin embargo, en las pruebas realizadas reportó una autonomía de un poco más de nueve horas con uso moderado incluyendo navegación web, reproducción de videos desde Youtube y música en streaming, todo esto mientras se ejecutaban aplicaciones de escritorio y acceso a correo electrónico web y Outlook Exchange.
Eso sí, hay que dejar en claro que debido al montón de características y especificaciones incluidas, un notebook robusto vale varias veces más que uno tradicional. Las opciones incluyen conectividad Bluetooth, 3G, cámara frontal, GPS, lector de DVDs, batería/disco duro adicional y muchos más extras que elevan considerablemente su precio final (el CF-31 cuesta entre $3.500 y $5.000 dólares dependiendo de la configuración).
Panasonic no está solo en el mercado de portátiles robustos; de hecho, lo acompañan otros fabricantes reconocidos como Lenovo, Dell y HP y otros menos conocidos como Amrel, Algiz y Getak que se reparten un mercado en franco crecimiento que ha comenzado a migrar desde mercados verticales especializados (minería, gas y fuerzas militares) hacia servicios de emergencias médicas, servicios públicos y atención en salud, donde el riesgo por daño es elevado debido a las condiciones ambientales y a la naturaleza específica de cada negocio.
La alta tasa de averías de un computador portátil conlleva no solo a la frustración del usuario, sino también a la pérdida de datos y productividad en las empresas. Con un notebook robusto, las organizaciones pueden tener menos tiempo de inactividad, menores gastos por reparaciones y alta disponibilidad de equipos en condiciones donde otro tipo de computadores no aguantaría ni una jornada.
Si Usted es un ejecutivo de escritorio posiblemente no necesite un notebook rugerizado para trabajar bajo una tormenta de arena; pero si sus empleados se enfrentan todos los días a condiciones ambientales adversas, tenga la seguridad que el hecho de contar con un equipo resistente a caídas, golpes y salpicaduras puede significar la diferencia entre el éxito o fracaso de un proyecto.