En medio de la devastación, San Andrés resurge como un destino turístico más bioseguro, con más sabor y repleto de experiencias por descubrir.
San Andres (Foto Guillermo Bresciano – Unsplash)
En 2020, San Andrés ha estado en la mala. La extensa cuarentena se tiró la industria turística –su principal fuente de ingresos-, hasta hacerla sucumbir. Durante el aislamiento preventivo, la pérdida económica como porcentaje del PIB fue la más alta de los departamentos del Caribe: 6,4% según el Banco de La República.
En enero el turismo iba tan impulsado que el ingreso de turistas creció 16% al pasar de 102.790 en 2019 a 119.476. La cosa se complicó a mediados de marzo, con menos de la mitad de visitantes y en abril cayó a cero, un escenario aterrador que se mantuvo hasta septiembre, que insospechadamente cerró con 2.241 ingresos a la isla.
Para rematar el año, dos huracanes destruyeron casi toda la infraestructura de Providencia y Santa Catalina, sembrando en la mente de los viajeros un escenario de devastación e incertidumbre.
Aunque Providencia está desecha –y mientras se realizan los esfuerzos por ponerla en pie-, San Andrés no tuvo mayores afectaciones.
Para la presidente de Fontur, Raquel Garavito, sacar la isla adelante ha sido su prioridad, al punto que ha visitado 6 veces el archipiélago en el último mes: “San Andrés está lista», dice. «Y está lista en muchas cosas, entre ellas los protocolos de bioseguridad”.
Garavito hace referencia a las condiciones en que pueden operar los hoteles al promover la confianza del viajero alrededor de la bioseguridad.
El objetivo es ni más ni menos, ganar la confianza del turista alrededor de una causa común: la isla es segura para hacer turismo, claro está, respetando el distanciamiento social y practicando el autocuidado responsable.
HOTELES, BIOSEGUROS
Así se nos hizo saber a un grupo de periodistas que durante cuatro días experimentamos el ‘nuevo turismo’ en San Andrés: hoteles perfectamente dotados con dispositivos de temperatura, tapetes desinfectantes, gel en las áreas públicas y total disposición de los prestadores de servicios hacia buenas prácticas de bioseguridad.
Para operar, los hoteles con RNT deben demostrar que cumplen las reglas.
En Brisa del Mar, un midscale de Faranda pegadito al aeropuerto, las camareras visten prendas de protección de la cabeza a los pies y portan un equipo de aspersión con el cual desinfectan las habitaciones –incluyendo colchón, almohadas, baño y closet-, luego del check-out.
En el Hotel Casablanca la cosa no es diferente. En casi todas las áreas públicas hay tapetes desinfectantes de dos tiempos, lavamanos y –por supuesto-, gel antibacterial y señalización para el distancimiento.
La situación se repite en los demás establecimientos con RNT, incluyendo restaurantes y bares.
“Es que cuando uno viaja a San Andrés, no solo viene a descansar, también a consumir a un restaurante o a un bar”, prosigue Garavito, quien no se cansa de expresar que la isla es ‘territorio seguro’.
La presidente de Fontur, Raquel Garavito, durante la conferencia de prensa en San Andrés.
El comercio también está preparado, especialmente con artículos de vestuario, perfumería y licores, muchos de ellos exentos de impuestos, circunstancia que jalona la compra de regalos de navidad.
En la isla es común encontrar tiendas, restaurantes y comercios con el sello ‘Check in Certificado’, una estampilla creada por MinCIT que asegura el cumplimiento de las normas.
Fontur también puso a rodar una campaña de publicidad con videos promocionales, publicaciones de influencers y líderes sociales bajo el hashtag #ASanAndresYoVoy.
MÁS ALLÁ DEL SOL Y PLAYA
Aunque todos sabemos que San Andrés es el destino líder en Colombia en ‘sol y playa’, lo cierto es que la oferta se ha renovado para ofrecer experiencias gastronómicas, culturales y deportivas, incluyendo kayaking y buceo.
La comida es un tan auténtica como los raizales. Frente a la playa, en la zona de San Luis y en los bajos del Casablanca, es común encontrar las fair tables, unas mesitas de comida típica donde venden albóndigas de pescado y de caracol.
Las fair tables son puestos de comida típica frente a la playa.
También puedes probar los Crab Backs, las tartas de plátano (plantain tart), los buns (panecillos dulces) y los Johnny Cakes, un pan de maíz sin levadura con grasa de panceta. ¡Una delicia!
Ahora, si lo que buscas es comida más lenta, vete a The Grog Rocky Cay, un restorán típico frente a la playa de Cocoplum. Bajo la sombra de una palmera podrás comenzar con unos anillos de calamar y patacones con suero para luego pasar por un arroz caribeño, la pesca del día o una posta de sierra a la parrilla.
Las artesanías son una importante fuente de ingresos para los habitantes de San Andrés.
Hay mucho más por redescubrir en San Andrés y mucho más en lo que nosotros como viajeros podemos aportar. La invitación es para no abandonar a la isla en estos momentos tan difíciles.
Si por estos días estás buscando donde pasar vacaciones, piensa en San Andrés. No solo está garantizada tu bioseguridad, también tu inspiración y tu sonrisa de felicidad.