¡Directivo!, la tecnología le ayudará, o le destruirá
Marzo de 1996, era una noche calurosa pero no como las de la semana anterior, pero se estaba bien en camiseta. Habíamos bajado mi colega y yo del piso que teníamos alquilado al final de Harrison Street. El ruido de personas en la calle a esas horas nos había llamado la atención. No era una calle muy transitada a pesar de estar al lado del Bay Bridge, ese majestuoso puente de dos pisos que une San Francisco con el resto de la Bahía y Berkeley, donde estábamos estudiando.
Era un día especial, ya que estaban rodando una película en nuestra zona. Cámaras, furgonetas de estudios cinematográficos y policía, mucha policía. Nuestra curiosidad quedó saciada cuando preguntamos que película estaban filmando. Era “The Game”, una película protagonizada por Michael Douglas y Sean Penn, que un año después pude ver en el cine. Me encantó.
Para nuestra desgracia no pudimos ver a ningún actor famoso. Todo estuvo protagonizado por especialistas, era una escena de acción. Se trataba de un taxi que venía por nuestra calle abajo, a poca velocidad, y su conductor se caía en marcha. Después pudimos comprobar en la película que el taxi seguía mucho más recorrido hasta caer en la bahía, con el imponente Bay Bridge al fondo. Sin embargo esta escena no la grabaron así, pensamos que fue grabada con efectos especiales. Nosotros solo pudimos ver como un señor, el especialista, cada vez un poco más renqueante, se caía de un coche en marcha una vez tras otra, hasta que al director le gustó una de las tomas. Fueron unas 8 tomas, y al ver el resultado en el cine, creo que les fue bien.
Todo esto ocurrió hace casi 20 años, y ya la tecnología, los efectos especiales en el cine, hacían parte del trabajo. Estoy convencido que si tuvieran que hacer el film en estos momentos, la tecnología estaría mucho más presente. Y no como se puede pensar en un principio por gusto del director, si no por gusto del productor. El dinero manda, y la tecnología, en la mayoría de las ocasiones, abarata procesos, reduce tiempos, y genera mayor productividad.
Curiosamente, el director de la película, David Fincher, hizo otra película 14 años después donde casi no utilizó los efectos especiales, “La Red Social”, donde se narraba el comiendo empresarial de Mark Zuckerberg, creador de Facebook. No hace falta que le diga que la película, muy bien narrada, habla sobre un chico que siguió el patrón de “el que golpea primero, golpea dos veces”. Y eso fue lo que pasó. Después de Zuckerberg, hubo cantidad de redes sociales intentando emularle, incluso mejores en su funcionamiento y más usables. Casi todas fracasaron, pero Facebook sobrevivió. El patrimonio neto en 2015 de Mark ya es de 34,8 miles de millones de Dólares. Casi nada.
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