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¿Alguna vez le ha sucedido como si le faltase aire cuando está con mucho trabajo?, ¿dolor de cervicales?, ¿dolor de cuello?, ¿y de cabeza? (esto es debido al menor riego sanguíneo por el agarrotamiento de los musculos del cuello). ¿Dolor de estómago?, (debido a que las tareas de digerir los alimentos se paralizan, ya que es “una actividad secundaria”).

 

Todo esto es debido al estrés. ¿Cómo manejamos el estrés?, pues con un correcto manejo del tiempo. Y aquí le dejo tres sencillas claves que espero le puedan ayudar.

 

 

1) ¿Sabía que pasamos más tiempo hablando con nosotros mismos que con las personas? A esto se le llama “diálogo interior”. ¿Y sabía que las dos palabras más utilizadas en este diálogo con nosotros mismos es “tengo que…”?

 

Este “tengo que…” es el que más energía consume. “Tengo que acabar este informe”, “tengo que ir a recoger a los niños después”, “tengo que ir al dentista”, “tengo que ponerme con el inglés”, ¿le suena todo esto?

 

Un truco para disminuir este estrés: escriba al final del día las 4 o 5 tareas más importantes que tiene que hacer al día siguiente en un pequeño papel. Esto “limpiará” su mente de recordatorios innecesarios. Si está en un papel, para que tengo que recordarlo continuamente. Así de sencillo.

 

2) Aprende a decir “no”. Y esto no es fácil. Requiere práctica, mucha sonrisa y una actitud positiva. En la cultura latina, a diferencia de los orientales, nos cuesta horrores decir un “no”.

 

Esto provoca que estamos a merced de “los ladrones de tiempo”, personas destinadas a hacernos perder el tiempo, ¿le suena?.

 

3) La “zona cómoda” es el peor enemigo de la productividad. Esto es debido a que genéticamente estamos destinados a “ahorrar energía”. Utilizamos siempre la misma ruta en coche, comemos casi siempre lo mismo, hacemos los informes de la misma manera, etc. ¿Le suena?

 

 

La “zona cómoda” nos impide innovar, limita nuestra creatividad, y atrofia nuestro hemisferio cerebral derecho (el creativo, el imaginativo, el emocional). Y se sabe que el trabajo asociado a las emociones es mucho más efectivo y divertido. Porque aunque no lo crea, el trabajo puede ser divertido (sic).

 

Cuando doy conferencias a empresas sobre “manejo del tiempo” siempre empiezo con la historia de un león apareciendo en la sala. Las risas son siempre constantes en el auditorio, ¿sabe por qué?, porque nos damos cuenta que somos emocionales, somos como niños.

 

No pensemos que las soluciones al incremento de la productividad, manejo del estrés, deben de ser complicadas y racionales. Las soluciones son mucho más sencillas, lo que falta es aplicarlas.

 

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