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Uber, aplicación para móviles que está enfureciendo al gremio de taxistas, no solo en Colombia, si no en todo el mundo, y a mi entender, con razón.

Airbnb, que está poniendo en guardia al sector hotelero. Esta aplicación permite conectar de una forma fácil al propietario de una casa o vivienda con un futuro inquilino para alquilarla por días o semanas. A cambio Airbnb se lleva una comisión. No se necesita ninguna agencia de viajes, ni asesor que se parezca.

Tappsi, aplicación para pedir taxi de una forma segura a través del móvil. Las telefonistas que hasta ahora cogían las llamadas de las compañías de taxi no deben de estar muy contentas, cada vez tendrán menos empleo.

Y podemos comentar cantidad de aplicaciones que están transformando la sociedad, y harán desaparecer muchos empleos en un futuro muy cercano. Agachar la cabeza y hacer el avestruz ante este cambio no servirá de nada. El tsunami está aquí.

 

 

Cuando tengo que dar alguna conferencia para empresas sobre “gestión del cambio” siempre empiezo de la misma manera: “no solo te debes adaptar al cambio, si que te debes adaptar al cambio constante”.

Hasta ahora nos habían enseñado que durante un periodo de nuestra vida debíamos estudiar y formarnos, para después trabajar en lo que habíamos estudiado. “Estudia hijo mío, estudia, para poder después tener un trabajo seguro” (a poder ser en una gran empresa y para toda la vida, sic…). En estos momentos ninguna empresa te puede dar una seguridad laboral para toda la vida. Eso era antes.

Ahora eso es imposible, ya que la vida de una empresa se ha acortado enormemente. En estos momentos la seguridad laboral se la fragua uno mismo. Y aquí viene el problema. La responsabilidad de lo que te pase ahora recae en uno mismo, y no en el futuro de una empresa.

Como español afincado en Colombia, he vivido hace 7 años los comienzos de la crisis en España. Nos hicieron ver que el problema económico era un tema financiero (esto implicaba acotar en el tiempo la crisis y así generar confianza en la población). Pero la realidad era, y es, un problema sistémico de cambio de modelo productivo y económico.

Era, y es, la dificultad de una persona de 50 años para utilizar un ordenador, porque no vale con abrir windows y conocer el word y excel. La dificultad de un chico de 20 años que utiliza muy bien las redes sociales, pero que desconoce como se puede ganar dinero con ellas. La dificultad de un chico de 15 años para poder decidirse «que debe estudiar para conseguir empleo», porque sus padres y profesores, (siento decirlo), tampoco lo saben.

Todo esto se resume no en un factor económico, ni político, ni generacional, si no en un problema psicológico, a la resistencia que toda persona tiene a los cambios, a salirse de su “zona de confort”. El cambio nos genera estrés y consume más energía. Y sobre todo implica estudiar más, leer más, formarse más, y tener una mentalidad abierta a los nuevos cambios que están viniendo.

 

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Un ejemplo: Si quieres ser cajera de un supermercado te interesa este vídeo. Lo siento, tu empleo peligra.

 

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