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Hace dos días leí una noticia que me dejó estupefacto: leí que un japonés ya tenía lista la fecha de su matrimonio. Cambiará de estado civil el día 4 de noviembre de 2018, ya casi, como dentro de mes y medio. Lo curioso es la afortunada que compartirá lecho con el muchacho: no es más ni menos que un holograma. El japonés se casará con un holograma que se llama Miku. No sé dónde van a hacer la fiesta, tal vez la luna de miel sea en un laboratorio de efectos especiales, en Pixar, es que no sé, trato de hacer un chiste y no se me ocurre nada. Un holograma. ¿Cómo serán las peleas? Un destello de luces LED tal vez. Y cómo será… bueno, no digo más. Somos dueños de nuestras propias imaginaciones.

 

Lo bueno de todo esto es que la vida nos ofrece mil opciones. Opciones caras y opciones baratas. Tal parece que en el Reino Unido las opciones son caras, puesto que allá la última inflación que publicaron fue del 2.7%: mayor que lo esperado (bueno, eso no me dice mucho porque lo esperado es relativo) y mayor que el mes anterior (eso sí me dice bastante, porque el anterior era 2.5%). Que haya inflación alta en el Reino Unido ahora es bueno, porque precisamente se busca que haya dinamismo.

 

En Brasil dejaron las tasas quietas al 6.50%, por aquí los títulos de 2020 rentan al 5.16% y por ejemplo el spread entre las referencias de 2 y 10 años está en 175 puntos básicos. Bastantes términos etéreos, abstractos y efímeros que a veces parecen hologramas.

 

¿Los besos son hologramas? ¿qué creen?

 

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