¿Cuáles son los nuevos retos de la educación? Responde el Cibercolegio
“La educación ha sufrido cambios, como cualquier otra actividad humana, de acuerdo con el contexto y la situación en que se desarrolla. Desde que se originó la escuela y la universidad tales como las conocemos hoy, a partir de la necesidad de humanizar la sociedad, responder a demandas económicas, culturales y sociales, y demás, los estados, las comunidades religiosas, las colectividades académicas y científicas han realizado importantes aportes al desarrollo, progreso y avances en favor de que los individuos logren cada vez introducirse mejor en la sociedad en que habitan”.
Padre Eduin Alberto Salazar Giraldo, rector del Cibercolegio UCN. Foto cortesía.
Esa frase corresponde al pensamiento del padre Eduin Alberto Salazar Giraldo, rector del Cibercolegio UCN, una institución educativa adscrita a la Católica del Norte Fundación Universitaria. El Cibercolegio ofrece educación Básica Primaria, Secundaria y Media en ambientes virtuales tanto a estudiantes en edad regular como a personas adultas. El padre Eduin es mi bloguero invitado para que nos comparta sus reflexiones sobre los nuevos retos de la educación del Siglo XXI porque los jóvenes de hoy son los emprendedores y empresarios del mañana:
“Basados en la formación de competencias básicas en los campos de la comunicación, el pensamiento lógico y la investigación, utilizamos las nuevas tecnologías para generar procesos de aprendizajes no lineales, en escenarios y contextos diferentes y significativos”.
“En los últimos años, los esfuerzos se han incrementado en buscar otras alternativas. Organismos como la UNESCO, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos o grupos empresariales han expuesto diversas competencias para trascender el siglo XXI, es decir, habilidades necesarias para funcionar eficazmente y que pretenden preparar a los ciudadanos para el mundo actual.
No hay una única estrategia
Ahora bien, estas competencias se proponen desde diversos criterios y por lo tanto no hay una sola estrategia que sea la más efectiva o la mejor para educar, sino que cada una puede resultar útil en el contexto específico para las cuales fueron elaboradas y con la aplicación precisa.
Algunos de los retos más significativos, dirigidos a los sistemas actuales hacen referencia a orientar la educación desde un carácter más global, que tenga en cuenta las diversidades culturales, garantizar una enseñanza inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos (ODS), comprensión y adaptación a las economías interconectadas, solución a los problemas de calentamiento global, la educación para la paz y la convivencia, entre otros.
Así mismo, no se puede olvidar la importancia que tiene el conocimiento sobre las diversidades culturales y étnicas, generar sistemas de comunicación afectivos, el desarrollo de currículos más flexibles y livianos y, de manera paradójica, la educación ahora estará más centrada en el sujeto, ya que se busca el desarrollo de experiencias más personalizadas, lo que conlleva a trabajar las habilidades blandas, (inteligencia emocional), asumiendo el desarrollo de pensamiento autónomo, crítico y la vivencia de las espiritualidades.
La analítica en la educación
Desde este enfoque, que sin duda alguna busca una mejor contextualización de la información y el conocimiento para los individuos de hoy, la educación en entornos virtuales gana terreno por encima de la educación tradicional. El aprendizaje adaptativo (Learning Analytics), basado en sistemas de analítica de datos, prepara al docente a partir de esos datos para que personalice los intereses y ritmos de cada estudiante.
Además, gracias a esta labor, en el ambiente escolar se puede favorecer la adaptación, la inclusión y la eficacia sobre la realidad de aprendizajes de los alumnos, usando algoritmos informáticos que permitan organizar las interacciones, a fin de ofrecer herramientas que vayan de acuerdo con las demandas de experiencias personalizadas de aprendizaje, retroalimentación y corrección inmediata.
Por consiguiente, si se mira esta realidad desde una atención personalizada, la comunicación entre docente y estudiante lleva consigo la apropiación del individuo en sus proyectos de vida; no se puede omitir que, para la mayoría de los jóvenes de hoy, esta es una época privilegiada con mayores oportunidades de las que tuvieron sus padres y abuelos y por lo tanto se puede orientar mucho mejor la vida hacia los intereses que hacia la única oportunidad que se tenga.
De esta manera, la herencia mayor que debe quedar para la sociedad se encuentra en dar trámite a los retos enumerados y que sus huellas sean también imborrables para futuras generaciones que esperan un planeta más armonioso y mejores relaciones entre los seres humanos.
Prioridad: la humanización
Para la escuela, liderada por maestras y maestros transformadores que desde hace mucho tiempo abren caminos de esperanza ante las turbulencias y obstáculos que pueden aparecer en los procesos educativos, debe mantenerse siempre firme en el continuo objetivo de la humanización de los procesos formativos de los estudiantes.
Por tanto, cada docente debe ser un mediador por excelencia de la cultura y del proyecto de vida del estudiante, que sin marcados intereses ideológicos y políticos le acompaña, presenta los riesgos y las oportunidades, y luego se distancia para que el estudiante de manera autónoma desarrolle su identidad y asuma postura crítica.
En los nuevos sistemas educativos, los padres de familia se suman y hacen parte de este proyecto, incluso son parte activa ya que al buscar una formación que integre las dimensiones de las personas, el ambiente familiar no puede ser un añadido, sino una continua presencia activa.
Educar a los hijos para la felicidad
Los denominados “sistemas anteriores” o formas de educar de hace algunos años delegaban a la escuela y la sociedad para que asumiera por completo el rol de educar a sus hijos, lo que también llevó a ciertas problemáticas de intereses políticos y por eso hoy es tan importante en la familia identificar el qué, el cómo y el para qué se quiere formar.
Si el deseo es educar a los hijos para la felicidad y que desarrollen sus proyectos de vida, el vínculo se fortalece y es más efectivo si cuenta con el apoyo incondicional de sus padres. Por ello, resulta fundamental comprender qué es lo que se enseña, acompañar en los aprendizajes adquiridos, ayudar en transferencia de estos aprendizajes a su vida personal, y así darle sentido y trascendencia”.
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