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La revista Semana ha validado la información aparecida en el curioso portal kien&ke, titulada “¿Quién tiene el mejor sueldo del Estado?”. La lista comienza con el Presidente de Ecopetrol Javier Gutiérrez con $34.225.476 y termina, lamentable y desconsideradamente, con el General Oscar Naranjo, Director de la Policía, y uno de los colombianos más importantes e influyentes, al que le giran mensualmente los mismos 11 millones de pesitos.

De mayor a menor, el Presidente de la República está en el cuarto lugar, luego de la Presidente del Grupo Energía, de la Directora de Gestión Pensional y Contribuciones Parafiscales de la Protección Social (que gana más que el Ministro de la Protección Social) y del Director de Colpensiones. A Juan Manuel Santos le salen quincenas de $11.730.315. El Presidente de este país se gana $30.000 más que el Procurador, la Contralora, la Fiscal General y los Congresistas (todos con $23.430.630) y sólo $460.630 más que el Vice Contralor.

Según kien&ke, un Comisionado de Televisión se gana $22.000.000 ($ 1.460.630) menos que el Presidente de la República. Por encima del General Naranjo y del Almirante Edgar Cely, Comandante de las Fuerzas Militares de la Patria, que reciben quincenas de $5.500.000, están, entre otros, el Vicepresidente, los Magistrados, Gobernadores y Alcaldes, Directores de Departamentos Administrativos, Ministros y el Director de la Agencia Nacional del Espectro, que gana más que todos los anteriores.

Estas cifras reveladas siempre despiertan resquemores. Creo, primero, entre los mencionados, para quienes es muy aburrido que les saquen sus trapitos al sol, en un país donde la medida del ingreso cuelga sobre las personas diferentes pero para casi todos terribles estigmas. Segundo, entre los lectores, para no hablar de la gente en general, que contrasta sus duramente conseguidos pocos pesos con estas cifras asumidas como astronómicas, y las que siempre consideran equívocas, pues están despojadas de otro tipo de prebendas pactadas, como comisiones de éxito, gastos de representación, carros, ventajas educativas y de salud para las familias.

Lo anterior está reflejado en los comentarios de los lectores, tanto en “Confidenciales” como en kien&ke. Casi todos están supurados de odio y purgados de admiración, referidos a la injusticia y la desigualdad sociales, emparentados con las causas de la corrupción. Ese tipo de informaciones aparecen como nenúfares en el fango del rebusque y del difícilmente obtenido salario mínimo, que permite a millones de compatriotas vivir a la orilla inundable de la pobreza, sino se les viene abajo el jarillón de la miseria.

Otras personas consideran que esta información es básica en el ejercicio de la transparencia democrática y del Buen Gobierno, y que debe revelarse lo mismo que las declaraciones de renta y el estado patrimonial de quienes asumen un cargo público. Mejor dicho, que en el acto de posesión de los funcionarios debería informarse cuánto se van a ganar y cuáles son sus inhabilidades e incompatibilidades presentes y futuras, para no encontrarlos a los pocos meses, aperados de apartamentos en el exterior, fincas y en unos trenes de vida más pertinentes para los Fortune 500.

Las cifras de los jefes permiten también tasar la remuneración de los funcionarios que están abajo en el organigrama. Aunque no todos, como el Vice Contralor, insisto, según esta información, arañan la cantidad de su jefe, sí hay algunos en posiciones subalternas que resultan con sus finquitas y sus casitas campestres, cuando la proporción no da ni para un arriendo en Ciudad Salitre.

En lo que sí coinciden los comentarios es en señalar que, de ser cierta esa información, al General Naranjo y al Almirante Cely les pagan una bicoca, una remuneración de vergüenza, totalmente desacorde con sus responsabilidades y jerarquías. Por obvias razones, los $5.500.000 producen más desazón por tratarse del General Naranjo, que ha hecho toda una carrera y ha facturado tantos méritos para ganarse menos que un vendedor que cumpla la cuota.

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