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El planeta tierra con 500 millones de kilómetros cuadrados de extensión parecía que giraría eternamente impulsada por el turismo, los grandes beneficios económicos que generó esta industria en el mundo, 5.000 millones de dólares al día, según el informe de la OMT (Organización Mundial de Turismo), hicieron  que dos de cada diez de los 7.700 millones de  habitantes del planeta se beneficiaran de este mercado, toda esta economía del turismo que venía en crecimiento,  tuvo un freno en seco con la llegada inseparable de la pandemia.

Ahora, más que lamentarse, es fundamental entender y adaptarse a la nueva realidad, miles de personas que siguen buscando cambiar la rutina, muy seguramente modificarán los tradicionales lugares “vacacionales” y buscarán experiencias en espacios abiertos, seguros y a buenos precios. Se enfocarán en algo novedoso, disruptivo y sensible que les ayude a componer fibras, emociones y pensamientos que en tiempos de crisis se descompusieron.

Ahora los países empiezan a anunciar tímidos planes de vuelta a una “nueva normalidad”, pero surgen preguntas, como ¿qué sucederá con el turismo?, ¿qué tipo de turismo se buscará?, ¿cómo será viajar después de la pandemia? ¿el turismo será la salvación para el crecimiento económico después de la pandemia?

Para dar un poco de luz sobre el actual  escenario, Viajes National Geographic  preguntó a diferentes especialistas en distintos ámbitos sobre lo que se espera del turismo en el futuro, la mayoría concuerdan  en que el turismo tendrá que pasar forzosamente por la sostenibilidad y la proximidad para recuperarse.

Rosa Domínguez Galcerán mexicana experta en turismo, considera que las nuevas generaciones de viajeros ya son diferentes y resalta la importancia de alternativas locales que apoyen al crecimiento económico de la población local.

Philipp Weghmann, considera, que a pesar de la compleja situación que vive el turismo, “la gente seguirá teniendo un profundo deseo de viajar” este directivo de Preferred & Resorts señala que los turistas serán aún más exigentes en sus elecciones para sus destinos.

Este periodo post-pandemia nos llevará a un nuevo paradigma que defiende Andrés Jaque director del Programa de Diseño Arquitectónico Avanzado de la Universidad de Columbia, es “un modelo de convivencia socio-ecológico, basado en el cuidado mutuo entre las comunidades humanas y el medioambiente” dentro de este paradigma, prosigue “el viaje dejaría de ahondar en una cultura de explotación y colonialismo para convertirse en una actividad vinculada al mantenimiento de redes de afectos y de colaboraciones laborales, culturales y de activismo ciudadano a largo plazo”.

Sin duda el turismo tiene una oportunidad de cambio donde las montañas acarician las nubes, los bosques son recónditos, los desiertos infinitos y senderos que hechizan, un nuevo turismo donde la naturaleza, la gastronomía y la cultura cobran más vida que nunca.

Entramos a una nueva era de viajar, donde la urbe quiere alejarse del tráfico, la contaminación, el ritmo frenético y estresante buscando paz, relajación y descanso absoluto.

Es la aparición de un turismo rural, una consolidación de una cultura de lo ambiental como estilo de vida, por lo consiguiente una configuración de lo “natural” y “ecológico” como tales bienes de consumo. La reacción frente al estrés, la crisis y los modos acelerados de la vida urbana en la actualidad.

Los viajeros buscarán después de la crisis un turismo rural, un turismo que propicia un acercamiento entre los habitantes de las ciudades y las comunidades campesinas. Una interacción en un ambiente natural, donde puedan aprender sobre las labores del campo, y que las comunidades receptoras igualmente se benefician al recibir los ingresos generados por la actividad turística.

Sin duda, tendremos grandes cambios en los procesos productivos y aparecerán nuevos hábitos de consumo donde se dará una revalorización de lo cultural y natural. Seremos más curiosos y volveremos a lo básico, se volverá divertido aprender a cultivar, a conocer nuestra historia, leyendas y tradiciones, a cuidar a los animales, a elaborar productos artesanales y a cocinar recetas tradicionales.

 

 

 

 

 

 

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