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Por: Nahun Frett (MBA, CIA, CCSA, CRMA, CPA, CFE) – Colaborador de www.auditool.org

 

El fraude y la corrupción disminuyen de forma significativa la capacidad de desarrollo de nuestras organizaciones, distorsionan el  sistema de gobierno corporativo y control de las empresas e impide que los objetivos estratégicos de las instituciones sean alcanzados. Pero, más preocupante aún es que la falta de ética, además, de producir enormes pérdidas económicas, limita de  forma sustancial la  contribución social de las empresas y perjudica no solamente a la entidad donde ocurre la irregularidad, sino, que también afecta a los accionistas, clientes, empleados y a la sociedad en general.

 

Los auditores internos tenemos el compromiso de frenar las conductas inapropiadas, convertirnos en un dique de contención, en una barrera protectora; es por esta razón que en esta ocasión compartiremos conocimientos útiles tomados de una Guía Práctica llamada: “Guía de Riesgos Organizacional de Fraude”, la cual establece que: Las organizaciones deberían desarrollar una supervisión y medición permanente para evaluar, remediar y mejorar continuamente las técnicas de detección de fraude. Si se encuentran deficiencias, la gerencia debería asegurarse de que las mejoras y correcciones sean realizadas tan pronto como sea posible.”

 

Los criterios de medición para supervisar y mejorar la detección de fraudes pueden incluir:

 

– Número de esquemas de fraude que se conocen han sido cometidos en contra de la organización.

– Número y estatus de las denuncias de fraude recibidas, que han requerido de investigación.

– Número de investigaciones de fraudes resueltas.

– Número de empleados que han/no han firmado la declaración ética corporativa.

– Número de empleados que han/no han completado la capacitación en ética auspiciada por la organización.

– Número de denuncias recibidas a través de la línea directa de denuncias de fraude.

– Número de denuncias que han surgido por otros medios.

– Número de mensajes apoyando el comportamiento ético entregado a los empleados por parte de los ejecutivos.

– Número de proveedores que han/no han firmado los requerimientos de comportamiento ético de la organización.

– Número de clientes que han/no han firmado los requerimientos de comportamiento ético de la organización.

– Número de auditorías de fraude realizadas por los auditores internos.

– Resultado de encuestas a empleados u otras partes interesadas respecto a la integridad o cultura organizacional.

 

Otro aspecto fundamental lo representan las técnicas de medición las cuales podrían variar de acuerdo a cada organización. A continuación presentamos algunos ejemplos de técnicas específicas de medición:

 

– Recurrencia fraudes descubiertos.

– Oportunidad de la implementación de los planes correctivos.

– Oportunidad de la implementación de controles adicionales para prevenir nuevos fraudes.

– Evaluación de la probabilidad de que fraudes perpetrados en el tipo de industria que opera nuestra empresa pueda ocurrir en la organización.

– Comparación de fraudes versus quejas, reclamos, etc., a través de llamadas a la línea directa de denuncias.

– Comparación número de fraudes descubiertos versus el número de auditorías de fraude realizadas.

 

 

Del Autor: Nahun Frett (MBA, CIA, CCSA, CRMA, CPA, CFE), es un reconocido conferencista especializado en temas sobre auditoría interna, gestión de riesgo, gobierno corporativo, cambio organizacional, liderazgo y auto-evaluación de control. Motivador nato de equipos multidisciplinarios de auditoría interna, ampliamente solicitado para dictar conferencias y proveer capacitación en cursos, talleres y seminarios. Colaborador de Auditool.  Artículo Publicado en el Blog de Nahun Frett – http://nahunfrett.blogspot.com

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