5 Medidas para enfrentar el fraude en estos tiempos
Por: CP Iván Rodríguez. Colaborador de Auditool
Los auditores deben fortalecer sus habilidades en esta época en que la pandemia afecta la economía y hace que haya una mayor propensión al fraude y la mala conducta. Ya hace más de cuatro décadas se había teorizado sobre los elementos que propiciaban el fraude financiero. En 1973 Donald R. Cressey, un criminólogo estadounidense en su libro Dinero de los demás planteó la siguiente hipótesis a partir de la cual se desarrolló el triángulo del fraude[1]:
“Las personas de confianza se convierten en violadores de confianza cuando se conciben a sí mismos teniendo un problema financiero que no es compartible, son conscientes de que este problema puede ser resuelto en secreto violando la posición de confianza financiera que tienen, y son capaces de aplicar a su propia conducta en esa situación, verbalizaciones que les permitan ajustar sus concepciones de sí mismos como personas de confianza, con sus concepciones de sí mismos como usuarios de los fondos o propiedades encomendadas”.
De acuerdo con el triángulo del fraude, este ocurre cuando uno o más de los tres elementos están en su lugar: oportunidad, racionalización y presión. Toda vez que la actual pandemia ha ocasionado una recesión económica que puede ser a largo plazo, en estas circunstancias en probable que haya un incremento de casos de fraude financiero. En la medida en que los empleadores eliminan posiciones, reducen los salarios, y ajustan las cadenas de suministro, ciertos trabajadores pueden sentirse tentados a cometer fraude.
En este entorno enrarecido, hay una oportunidad para los auditores, que por su conocimiento y habilidades pueden acompañar a sus clientes a prepararse frente al fraude y procurar mitigarlo. Entre las medidas o tips que pueden sugerir o acompañar, están los siguientes:
1. Preparación
Se dice que el caos genera fraude. Gran parte de las irregularidades se cometen cuando las personas que deben hacer los registros contables en ciertas empresas y sectores, o aquellas que deben evaluarlos, no son expertos en el tema y por tanto, los registros tienden a desorganizarse, lo que facilita el fraude.
En una situación de pandemia como la actual, con trabajadores remotos, si lo registros contables están desorganizados, para algún empleado deshonesto se facilita alterar cifras, sustraer elementos del inventario y cometer actos irregulares.
Los auditores pueden ayudar a sus clientes a mantenerse organizados revisando sus registros de forma periódica. Pueden (y deben) aconsejar a sus clientes que contraten a personas con buena experiencia en las prácticas contabilidad de la industria y si es necesario recomendar el fortalecimiento del proceso de contratación. Es mucho más difícil que se cometa fraude en un negocio organizado.
2. Control interno sólido:
El auditor debe aconsejar a su cliente en el fortalecimiento del sistema de control interno, de manera que sea sólido. Es necesario que se revisen las medidas de control y de requerirse, que se realicen los ajustes necesarios. Un conjunto sólido de controles internos es la primera línea de defensa contra el fraude. Medidas tales como la verificación de antecedentes, segregación de funciones, controles de acceso a la información, conciliaciones de datos e información, realización de inventarios, etc., mejoran el ambiente de control.
3. Revisión y análisis de cuentas:
Es necesario analizar tanto las cuentas por cobrar como las cuentas por pagar. El fraude no lo comenten exclusivamente los empleados del cliente. Deudores y acreedores podrían estar involucrados. En situaciones de crisis, puede ocurrir que haya terceros interesados en cometer fraude en la compañía cliente. Por lo tanto, es una buena idea que el auditor aconseje a sus clientes que examinen con detalle sus cuentas por cobrar y pagar. Las cuentas por cobrar deben evaluarse por su grado de antigüedad. Para aquellas cuentas con más atraso, debe haber explicaciones satisfactorias. Así mismo es conveniente que el auditor pruebe eventos posteriores. Su análisis puede revelar créditos no pagados que de otro modo podrían pasar desapercibidos.
4. Comunicación:
La comunicación suele dificultarse en tiempos de incertidumbre. Con los directivos preocupados y con ansiedades, la tendencia natural es ser más reflexivos, buscar debilidades y mejoras de procesos internamente. Pero es precisamente en esos tiempos en que es crucial mantener líneas de comunicación externas sólidas.
Debe haber una comunicación fluida con los clientes. Los propietarios de pequeñas empresas seguramente han visto resentidos sus ingresos y están en la búsqueda de ayuda para garantizar la continuidad de sus negocios. Esto es una oportunidad para los auditores de ayudar a los propietarios de negocios a administrar los flujos de efectivo, maximizar la eficiencia operativa y mitigar el fraude. Muchas empresas necesitarán acudir a programas de gobierno que buscan aliviar pagos y deudas. Los clientes apreciarán saber que su auditor está disponible para ayudarles con cualquier problema relacionado con el negocio que pueda surgir debido a la pandemia.
5. Fortalecer redes:
Una situación de crisis es un momento oportuno para fortalecer las conexiones con abogados, asesores y otros profesionales de la red de contactos del auditor. Algunos de estos profesionales pueden requerir auditores para adelantar trabajos forenses y recibir conceptos de expertos en auditoría. Los mismos clientes pueden recurrir a ellos para obtener profesionales expertos en auditoría y contabilidad, en casos de investigación de fraude, quiebras o disputas comerciales, que suelen ser más frecuentes en tiempo de recesión económica.
Como se advierte, en las anteriores consideraciones, los auditores se constituyen en valiosos profesionales al servicio de la sociedad. Sus cualidades personales, su escepticismo y profesionalismo son un invaluable patrimonio al cual recurren directivos y propietarios de empresas, en épocas de crisis, para recibir un acertado consejo y orientación acerca de la manera de combatir el fraude y buscar el logro de los objetivos de los negocios en beneficio propio y de los terceros con los cuales se mantienen relaciones comerciales.
De allí la importancia a que los auditores se capaciten de manera permanente y fortalezcan tanto sus conocimientos técnicos como sus habilidades blandas de manera que presten un mejor servicio y se mantengan competitivos en un entorno de incertidumbre como el originado por la actual pandemia.
[1] Citado en: https://acfe-spain.com/recursos-contra-fraude/que-es-el-fraude/triangulo-del-fraude
CP Iván Rodríguez –
Auditor y Consultor, Diplomado en Alta Gerencia de Seguros y Derecho de Seguros. Especialista en Dirección Financiera y Desarrollo Organizacional, Diplomado en Gerencia de la Calidad, Contador Público de la Pontificia Universidad Javeriana, con 20 años de experiencia en diversas empresas. Amplia experiencia en la elaboración y ejecución de auditorías y revisorías fiscales. Dirección y ejecución de asesorías, consultorías y capacitaciones. Colaborador de Auditool
Bogotá DC, Colombia
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