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Por: Marta Cadavid. CIE AF, CAMS, CFE, AML 

Sobre la teoría del triángulo del fraude existen múltiples artículos y estudios para relacionar los motivos por los cuales una persona comete este tipo de actos. Los estudios efectuados en 1950s por Donald Cressey, sociólogo y criminólogo, en Estados Unidos están aún vigentes y se han convertido en la base del entendimiento del fraude desde el ser donde la combinación explosiva de los factores de presión, oportunidad y justificación son la bomba de tiempo en las organizaciones.

Las nuevas teorías sobre el fraude que añaden la capacidad, la arrogancia, la cultura y la integridad, sólo nos demuestran que el ser humano es ambivalente y se comporta de acuerdo a su propia necesidad anteponiendo sus intereses para resolver sus situaciones personales con poco ruido o en secreto verbalizando internamente la mayor cantidad de excusas para no sentir culpabilidad aún sabiendo que es un acto deshonesto o criminal.

Así las cosas, las organizaciones están expuesta a cualquier cantidad de personas que muy posiblemente pertenecen al 80% de la población que sólo por hoy no comenten fraude, talvez por su capacidad de lidiar con lo peor o por que no han llegado a un estado de crisis que los sumerja en el oscuro mundo de los actos deshonestos. Sin embargo, las dificultades personales se manifiestan con un leguaje peculiar que de ser entendido y bien administrado puede ser usado para predecir esas situaciones individuales que se están saliendo de control.

Conocedores de la destrucción de valor que causan los comportamientos deshonestos y la riqueza informativa que se produce en las organizaciones, decidimos tomar el reto de transformar el análisis de los sentimientos para gestionar los riesgos en las empresas tomando como base la teoría del triángulo del fraude, hoy la geometría del fraude, para predecir, prevenir y detectar actos indeseables, donde la proactividad es nuestra propuesta de valor.

Durante los últimos ocho años nos hemos dedicado a construir una metodología compuesta por personas, procesos y tecnología donde usamos la inteligencia artificial, matching learning y el procesamiento natural para pronosticar situaciones que comprometen los recursos de las organizaciones tales como el fraude, el abuso, el desperdicio y la corrupción con factores diferenciadores claves que ayudan a identificar riesgos incluso aquellos no mapeados.

Nuestra base tecnológica, THE FRAUD EXPLORER, está compuesta por la librería de comportamientos más amplia a nivel global, donde hemos tenido en cuenta situaciones de fraude, abuso, corrupción y despilfarro. Igualmente, hemos capitalizado nuestro conocimiento para también ayudar a las organizaciones a gestionar el clima laboral tóxico y negativo con situaciones de acoso, degradación, baja productividad y desmotivación que al final del día se convierten en el caldo de cultivo de un fraude.

Nuestros casos van desde la detección temprana del lavado de dinero, participación en pirámides, falsificación de licencias, presupuestos inflados, fuga de datos, extorsión, empresas fachadas, tráfico de currículos, entre tantos casos que, si bien no nos sorprenden, nos demuestran qué tanto puede hacer un ser humano en contra de una empresa.

Conscientes que somos líderes en la aplicación e implementación técnica de la teoría del triángulo del fraude, tenemos la responsabilidad de continuar con nuestra propuesta de valor de anticiparnos a los actos deshonestos y recuperar el valor de las organizaciones a través de la entrega de servicios innovadores y no convencionales. Nuestra participación ayuda a las economías y mercados emergentes a superar sus retos en materia de gobierno corporativo a través del conocimiento del fraude desde el ser.

Marta Cadavid, Equipo NOFRAUD.

Colaboradores de Auditool

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