La cámara Procultivos de la ANDI cree en el potencial agrícola colombiano y ve en este sector la alternativa para alimentar el mundo. Así lo comprobó en uno de sus estudios, el denominado “Modelo para una agricultura competitiva”, realizado con TechnoServe ONG multinacional y con CropLife. Este estudio proyectó un modelo de agricultura con resultados motivadores que alimentan la apuesta de materializar este sector como generador de riqueza y de desarrollo económico en el país.
Es muy importante resignificar el crecimiento poblacional que el mundo tendrá. Las cifras diagnosticadas por la ONU, la FAO y otros organismos indican que para el 2050 seremos 9.100 millones de personas, es decir, un tercio más de individuos que exigiremos a la agricultura resultados para cubrir nuestras necesidades de alimentación, fibras, biocombustibles y otros.
Lo anterior obliga a buscar proveedores con tierra para cultivar más y la respuesta es que contrario al crecimiento de la población mundial -que es imparable-, la tierra es cada vez más escaza y son pocos los países con la bendición de tenerla. La buena noticia real y muy interesante es que Colombia está en la lista de esperanzas para el mundo; saber que usamos solo el 6% de la frontera agrícola disponible marca una oportunidad de oro.
El estudio también registró las brechas claves de la agricultura colombiana como: rendimientos bajos, costos altos de mano de obra, mala calidad de la infraestructura de transporte, tenencia insegura de la tierra y el tamaño de la unidad agrícola familiar, baja inversión en investigación agrícola, entre otros. Si algunas de estas brechas se convierten en oportunidades de cambio y transformación, otros serán los resultados, es decir, debemos sembrar diferente.
Colombia es una alternativa para abastecer al mundo con productos agrícolas en fresco, procesados e industrializados. El estudio identificó los cultivos en los que podemos incursionar para cambiar la dinámica de crecimiento de la agricultura, la cual ha sido de un 2% anual durante los últimos 15 años. Por esa razón, se revisó el potencial de producción y la alta probabilidad de incrementar la productividad, además, identificó la demanda creciente por la cantidad de personas que buscan estos cultivos, para consumirlos pagándolos muy bien. Estas variables desembocaron en los siguientes cultivos: piña, mango, cacao, aguacate, caucho, palma, frutos exóticos.
Una prueba ácida de simulación que realizó el estudio fue elegir un trío de cultivos para posicionar a Colombia en esa especialidad ante el mundo; el resultado fue cacao, mango y palma. Los datos muy conservadores de la simulación indicaron que en cinco años llegaríamos a tener exportaciones de casi 2.000 millones de dólares, logrando un aumento de 3% adicional, en el crecimiento agrícola nacional.
Del estudio tenemos dos capítulos de trabajo para la agricultura colombiana: uno, referido a fortalecer los cultivos tradicionales y el otro, empoderar los cultivos nuevos. Es así, como iniciamos el trabajo para superar brechas con acciones directas que mejoren la eficiencia en la gestión de la agricultura, en manos de los propios agricultores.
Procultivos ANDI aborda a los agricultores con una metodología para adultos que se llama andragogía, logrando cambios estructurales en ellos, por lo cual deciden implementar paquetes tecnológicos para manejar sus cultivos, hacer una nutrición inteligente con dietas especiales en los mismos, integrar soluciones para la protección de plagas, enfermedades y malezas, adoptar la polinización como un aliado en su productividad, entre otros.
El cómo se desarrolla esta agenda desde el ser y su transformación está a la orden de ustedes y tal vez tengamos otras oportunidades de interacción. Resalto que nuestra consigna ‘querer, creer y hacer’, es clave en los adultos rurales, así lo hemos verificado al lograr en varios cultivos incrementos en productividades de 30% o hasta 50%; certificaciones en idoneidad para los productores, también de Buenas Prácticas Agrícolas en sus fincas; codificaciones como proveedores en la industria procesadora.
El futuro está en la agroindustria
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