“Existen dos formas de ver la vida: una es creer que no existen los milagros, la otra es creer que todo es un milagro”
Albert Einstein.
Esta frase de Albert Einstein que abre esta entrada invita a anular aquellas narrativas negativas que invaden nuestro entorno, e incita a cambiar la actitud capaz de convertir en oportunidades todo lo que tenemos, incluso las dificultades y cuellos de botella.
En el agro necesitamos cambiar de actitud. Y es que en realidad todo es un milagro, porque tenemos un potencial enorme, que lamentablemente lo aprecian más las personas de otros países que nosotros mismos como colombianos.
Es cierto que el agro está sobre diagnosticado y que se requiere más acción y hechos, sin embargo, es fundamental diferenciar lo que se debe hacer en el aquí y ahora para superar lo coyuntural, frente a lo que se debe ejecutar en lo estructural para lograr el agro que deseamos.
Por lo anterior, les cuento que tuve un delicioso bálsamo para mi formación profesional con el Programa de Dirección para la cadena del agro, que cree completamente en su potencial y en su capacidad para impactar representativamente el crecimiento económico del país. Pertenecí al segundo grupo que cursó Dirección de Empresas de la Cadena Agroindustrial del INALDE y fue sensacional este escenario de formación con altos directivos de diferentes empresas, del sector público, del sector financiero y de gremios, entre otros.
Interactuar con directivos capaces de generar disruptivamente reflexión y discusión, para identificar con mente abierta lo que podría lograrse desde el ser para hacer fue sensacional, pues con casi 40 casos reales de empresas del agro que analizamos nos llenamos de convicción de poder lograr lo que nos propongamos, solo sí pensamos y actuamos diferente.
Analizar empresas exitosas en el agro con personas discapacitadas o con pequeños agricultores, entre otros casos, fue de gran inspiración. Como también lo fue analizar cuellos de botella, dificultades y fracasos. En realidad, ratificamos que todo está en la actitud, en la perseverancia, en el actuar sin egos, en el uso de las tecnologías y en ser mejores personas que cambian para cambiar su entorno.
En realidad, quedamos muy motivados y sé que desde nuestras organizaciones seguiremos con más fuerza y ahínco en el propósito de apoyar el desarrollo rural, para mejorar la competitividad del agro y ser la proveeduría de alimentos para el país y el mundo.
Seguiremos adelante, porque podremos ser parte de esa sociedad colombiana que desarrollará las capacidades de las personas, porque en ellas todo es y será un milagro para el agro.
Un abrazo.