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Hace algún tiempo escribimos en este espacio que había dudas sobre la capacidad de la Superintendencia de Industria y Comercio-SIC para detener la inminente fusión por adquisición de Protabaco por la Philip Morris Internationa-PMI. Las razones eran básicamente del orden de las competencias de la SIC y la multiplicidad de funciones, cruzadas y contrapuestas, que tiene la entidad.  En el fondo se creía que las presiones y el cabildeo podrían dar al traste con la intención de la SIC de defender la competencia. Por el momento la British American Tobacco está mas que conforme con la decisión.

 


Pero cuales fueron las razones para que la SIC negara la fusión de marras? Primero, la defensa de la competencia, pues argumenta la SIC que es importante tener mercados competitivos por las ya conocidas razones de eficiencia en la asignación de los recursos en estos mercados. En pocas palabras, la SIC no quiere monopolios porque esto va en detrimento del bienestar de los consumidores. Segundo, la SIC tampoco quiere monopsonios, este es un término utilizado por los economistas para designar situaciones en las cuales una firma se convierte en el único demandante de un factor productivo, y en consecuencia podría adquirir la hoja de tabaco a un precio bajo afectando el bienestar de los productores.


En principio compartimos las razones invocadas por la SIC, pero puedes estar sujetas a discusión. Primero, comencemos por decir que existe un debate sobre si el cigarrillo es un “bien” o un “mal”, si es un mal, entonces sin intervención del Estado en la modificación de los precios, habida cuenta del poder adictivo de la nicotina, un monopolio podría desestimular el consumo de cigarrillos pues es sabido que en presencia de monopolio el precio (el beneficio marginal) es mayor que el de competencia.
 


La decisión de la SIC entonces está basada en la consideración de que el cigarrillo es un bien (no un mal) y que los ciudadanos son libres de elegir sobre lo que consumen y no. Pero no hay que olvidar que el consumo de cigarrillos genera externalidades negativas sobre dos grupos de personas: los llamados fumadores pasivos y sobre los contribuyentes a la seguridad social en salud, en especial el bolsillo de los no fumadores, quienes con su ingreso financian las enfermedades de “otros” derivadas de la elección individual de fumar.


Segundo, el asunto del monopsonio no es tan claro. Porque no toda la producción de hoja de tabaco se queda en Colombia, mucha de ella se exporta, de hecho la balanza comercial del país en toda la cadena productiva es superavitaria. En una eventual poder de mercado de la PMI, los productores de hoja de tabaco pueden utilizar sus asociaciones para negociar con la gran firma, pueden apuntar a ser más competitivos y exportar más, hoy por ejemplo Alemania es el principal destino para la hoja de tabaco con cerca de un 30% de la producción, aunque U.S.A. es el principal destino de exportación para la hoja de tabaco desvenada y preparada con un 26%. Por tanto el sector debe modernizarse para que se exporte más hoja preparada y desvenada, pues actualmente se importa más de este material que lo que se exporta.
 


Bien, en este punto, podemos decir que aunque admiramos y compartimos la decisión de la SIC, el debate académico apenas comienza….y seguro ahí terminará.

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