Sin duda alguna el trabajo infantil es un problema generalizado en la Colombia rural y urbana (y en buena parte del mundo en desarrollo). Hasta hace algunos años, en la zona rural las familias eran numerosas para asegurarse mano de obra barata en las fincas; en contraste, en la zona urbana no era muy común ver niños trabajando en las calles. En este sentido, el trabajo infantil como lo conocemos hoy es un problema relativamente reciente como consecuencia innegable del incremento de la población urbana y de la incidencia de la pobreza. Uno supondría que el fenómeno debería estar plenamente explicado por estos factores, pero sorprendentemente no es del todo cierto.
Desde el punto de vista social el trabajo infantil es un fenómeno preocupante, según cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares de 2010, cerca del 11% de los niños entre 10 y 17 años se encuentran vinculados al mercado laboral – de los cuales el 70% son hombres– con unos ingresos que no superan los 150 mil pesos mensuales. Teniendo en cuenta el total de población en el área urbana y rural, el porcentaje de menores ocupados en el área rural es el doble de la del área urbana; pero lo más preocupante, es que entre los niños ocupados la tasa de la tasa de asistencia escolar es baja.
En principio, es de suponer que enviar un niño al mercado laboral es una decisión estrictamente familiar, pero no del niño; desde esta perspectiva, es posible evaluar estadísticamente cuales características de la familia puede incrementar la probabilidad de un niño en un hogar determinado sea enviado al mercado laboral. Un estudio conjunto de la Fundación ECSIMy la Fundación Telefónica revela que no solo la incidencia de la pobreza es responsable del problema.
Según éste estudio, los hogares (no necesariamente pobres) donde viven un gran número de personas y el jefe de hogar es mujer con bajo nivel educativo, están en alto riesgo de involucrar niños al mercado laboral. Un hallazgo muy interesante del estudio, y de dimensión intertemporal, es que el embarazo temprano incrementa la probabilidad de vincular niños al mercado laboral –y son varios los estudios señalando que la decisión de embarazo se debe a una decisión racional no correlacionada con la pobreza–.
Si bien el trabajo infantil no tiene como causa esencial la pobreza, los resultados del estudio indican que el trabajo infantil si es un vehículo de perpetuación de ésta; de modo que el estudio proporciona una guía aproximada de cuales características del hogar debería intervenirse para afrontar un problema social persistente y con riesgo de incrementarse.
@jhbarrientos
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