No deja de impresionarme la facilidad con la que el Gobierno Nacional sale a comunicar al país el desempeño de indicadores importantes de la economía y del bienestar de la población. No voy a decir aquí que son mentiras las recientes cifras reveladas por el DANE sobre disminución desempleo, pero digamos que son verdades a medias, porque anuncian una cifra que se atribuye a la exitosa política económica y social, a las bondades de un Ejecutivo laborioso que no ceja en su empeño de conseguir la prosperidad para todos.
Es cierto que la tasa de desempleo en agosto de 2013 se redujo ligeramente, respecto a agosto de 2012, pasando de 9,7% a 9,3%, ayudada por una ligera alza en la tasa de empleo –que pasó de 58,1% a 58,6%– , a pesar del mediocre incremento del 0.2% en la participación laboral –paso de 64,4% a 64,6%–. No obstante, si se compara el trimestre junio-agosto de 2013, con respecto al mismo trimestre de 2012, la historia ya no parece tan exitosa pues aunque la tasa de desempleo cae 0.7%, esto se debió exclusivamente a una caída de la participación laboral que pasó de 64,6% a 64,2%, dado que crecimiento de la tasa de empleo que se mantuvo en 58%. Es también verdad – aunque nuevamente a medias– que se redujeron las tasas de desempleo urbana y rural. Pero nuevamente las reducciones se deben a la menor participación laboral, la cual pasó de 66,5% a 65,9% a nivel urbano y de 58,6% a 58,3% a nivel rural; nuevamente hay que notar que las tasas de empleo se estancaron en 59% y 54,9%, respectivamente.
La verdad completa es que la reducción observada en la tasa de desempleo nacional, tanto urbana como rural, durante el trimestre junio-agosto de 2013, en relación con el mismo trimestre de 2012, es el resultado del menor dinamismo –por no decir a la caída– de la participación laboral. De hecho, el número de desempleados entre septiembre de 2012 y agosto de 2013 cayó cerca de 3.5%, pero el promedio de las tasas de crecimiento del empleo en el mismo período fue inferior a 1%.
Lo anterior es suficiente para preguntarse por qué ha perdido dinamismo la participación laboral. En la lógica exitosa del Gobierno, la explicación sería que hubo una mejora en los ingresos laborales de los miembros principales de los hogares que hace disminuir la participación laboral de los miembros secundarios. Pero según Remberto Rhenals, profesor de la Universidad de Antioquia, es necesario considerar la hipótesis del trabajador desalentado: las pocas probabilidades de encontrar empleo desestimulan su búsqueda y reducen la participación laboral de los miembros secundarios del hogar.
Es importante tratar de dilucidar cuál de las dos hipótesis es más probable, porque claramente rechazar la hipótesis del trabajador desalentado en favor de la hipótesis del mejoramiento del ingreso de los miembros principales es mucho mejor desde el punto de vista social. La caída en el desempleo y el estancamiento del empleo, junto con la caída en la participación laboral apoyaría la hipótesis del desaliento en la búsqueda de trabajo. Esto es francamente preocupante porque necesitamos que el desempleo caiga porqué se generan nuevos puesto de trabajo –el objetivo de la más reciente reforma tributaria– no porqué quien necesite un trabajo lo deja de buscar.
@jhbarrientos
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